Una nueva iniciativa entre la Alcaldía de Bogotá y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) permite que personas privadas de la libertad participen en labores de mantenimiento y mejora de espacios públicos de la capital.
El programa, denominado Buena Esa, se desarrolla en lugares emblemáticos como el parque Bicentenario, el parque de la Independencia y la plaza de Las Nieves. Allí, los internos realizan tareas como recolección de residuos, mantenimiento de zonas verdes, jardinería, pintura y reparación de mobiliario urbano.
Lucía Bastidas, directora de la Defensoría del Espacio Público, destacó el valor de la iniciativa tanto para la comunidad como para los internos que están próximos a recuperar su libertad. Según explicó, los participantes son divididos en grupos que se encargan de limpiar, pintar y organizar los espacios, lo cual les brinda la posibilidad de reducir sus penas mientras contribuyen al entorno urbano.
El proyecto involucra varias entidades distritales, como el Idrd, la Uaesp, el Ipes, Integración Social, el Jardín Botánico, el Banco de la República y las alcaldías locales de La Candelaria y Santa Fe.
Daniel Gutiérrez, director general del Inpec, aseguró que este modelo de justicia restaurativa ya ha sido implementado en 120 ciudades del país y ha involucrado a unos 1.800 internos. Según Gutiérrez, estas actividades no solo mejoran los espacios urbanos, sino que también aportan significativamente a la rehabilitación de los participantes. A través de su cuenta en X, expresó: “Hoy lanzamos no solo una campaña, hoy le mostramos a la sociedad con hechos que la resocialización en Colombia ¡SÍ EXISTE!”.
También afirmó: “No solo se trata de limpiar calles o pintar muros, se trata de demostrarles a las personas privadas de la libertad que son capaces de servir y que afuera las oportunidades los esperan. En el Inpec decimos Buena Esa”.
La entidad también destacó el valor humano del programa: “Donde otros ven etiquetas, nosotros vemos personas. La resocialización es real, el cambio es posible y el trabajo social comunitario lo demuestra. ¡Estamos desafiando prejuicios!”.
En redes sociales, la iniciativa generó diversas reacciones: “Eso deberían hacer con la mayoría de presos, hay vías por arreglar, parques por construir y calles que limpiar apoyo total a este tipo de actividades”; “Buena esa. Pero un riesgo debido a las amenazas en contra de los funcionarios del Inpec”; “Es una terapia salir tomar un aire”; “Ellos son seres humanos que merecen oportunidades y pueden embellecer parque escuelas colegios muchos más no todos los que están privados de la libertad son malos hay más delincuentes afuera haciendo daño a las personas”, fueron algunos de los comentarios.
Además, otro grupo de siete internos en Bogotá ha encontrado una herramienta clave para afrontar su proceso judicial: el conocimiento. En la biblioteca de la URI de Puente Aranda, adaptada como espacio cultural y de aprendizaje, los internos participaron en un ciclo de cinco sesiones formativas sobre derecho penal, organizadas con el apoyo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Las sesiones se dividieron en dos fases: una primera, de teoría impartida por docentes de la Facultad de Derecho, y una segunda, con actividades prácticas lideradas por estudiantes del semillero de esa carrera. Este enfoque les permitió establecer vínculos entre teoría y práctica, en un contexto donde las oportunidades de desarrollo personal suelen ser escasas.
