
Colombia vuelve a llorar. Hoy el asesinato de Miguel Uribe Turbay revive un dolor que creíamos archivado en los libros de historia, pero que nunca dejó de latir en la memoria colectiva. No es la primera vez que el país despide a un líder en medio de la incertidumbre y la rabia: en 1948 fue Jorge Eliécer Gaitán; en 1989, Luis Carlos Galán; en 1990, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo; antes y después, Jaime Pardo Leal, Rodrigo Lara Bonilla…
Cada uno cayó bajo la misma sombra: la violencia que decide por las armas lo que debería decidirse en las urnas. Hoy, décadas después, ese eco vuelve y el país entero siente que la historia se repite con cruel precisión.
Jorge Eliécer Gaitán – 1948
El 9 de abril de 1948, el líder liberal y candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado en el centro de Bogotá. Su muerte desató el Bogotazo, una insurrección popular que dejó miles de muertos y dio inicio a La Violencia, un conflicto armado partidista que se prolongó durante más de una década.
Rodrigo Lara Bonilla – 1984
El 30 de abril de 1984, el entonces Ministro de Justicia, Rodrigo Lara, fue asesinado en Bogotá tras enfrentarse abiertamente al narcotráfico y a Pablo Escobar. Lara había denunciado la infiltración del dinero del cartel de Medellín en la política y su muerte dejó claro que el poder de los narcos no conocía límites.
Jaime Pardo Leal – 1987
Presidente de la Unión Patriótica y candidato presidencial, Jaime Pardo Leal, fue asesinado el 11 de octubre de 1987 en La Mesa, Cundinamarca. Su muerte hizo parte de una campaña sistemática de exterminio contra su partido, que dejó miles de víctimas.
Luis Carlos Galán – 1989
El 18 de agosto de 1989, en la plaza de Soacha, Cundinamarca, fue asesinado Luis Carlos Galán, fundador del Nuevo Liberalismo y favorito en las encuestas presidenciales, una herida que sigue viva en el país. Su promesa de enfrentar a los carteles lo convirtió en blanco del narcotráfico y sus aliados.
Bernardo Jaramillo Ossa – 1990
El 22 de marzo de 1990, Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidencial por la Unión Patriótica, fue asesinado en Bogotá. Su muerte se enmarca dentro del genocidio político contra la UP, que eliminó a miles de sus militantes y dirigentes.
Carlos Pizarro – 1990
Excomandante del M-19 y artífice de la paz con el Estado, Pizarro fue asesinado el 26 de abril de 1990 dentro de un avión en pleno vuelo. Su candidatura presidencial representaba la esperanza de reconciliación, pero fue segada antes de tiempo.
Miguel Uribe – 2025
Hoy, en 2025, Colombia vuelve a recibir la noticia de un asesinato político. Miguel Uribe Turbay, figura clave de la política contemporánea, cayó en circunstancias que aún se investigan. Su muerte no solo hiere a su familia y seguidores: reabre una herida nacional que parecía cerrada, pero que nunca cicatrizó del todo.
Colombia ha cambiado presidentes, constituciones y banderas políticas, pero no ha roto el patrón que une estos nombres en la memoria. La violencia política sigue interrumpiendo proyectos y robándole al país sus posibles futuros. No basta con recordar a los líderes caídos ni con rendirles homenajes: es necesario garantizar que las nuevas generaciones puedan disputar el poder con ideas, no con escoltas y chalecos antibalas.
Mientras las balas sigan decidiendo lo que deberían decidir los votos, la democracia en Colombia seguirá siendo una promesa frágil.