Colombia llega a la temporada de Navidad y fin de año con un respiro parcial en medio de una de las escaladas violentas más graves de las últimas décadas. El Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunció que suspenderá el uso de las armas en todo el territorio nacional desde la medianoche del 24 de diciembre y hasta las 00:00 horas del 3 de enero de 2026, decisión que fue confirmada a través de un comunicado divulgado este domingo 21 de diciembre.
La tregua se decreta apenas días después de que el grupo armado pusiera fin a un paro armado de 72 horas que dejó un saldo de al menos cinco personas muertas, cerca de 60 ataques y afectaciones en más de 20 departamentos, un escenario que organismos humanitarios calificaron como la peor crisis de seguridad en los últimos 20 años.
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En el documento, la Dirección Nacional del ELN instruyó a todas sus estructuras a detener las operaciones militares ofensivas durante el periodo anunciado. El comunicado precisa que la orden incluye la suspensión de acciones contra las Fuerzas Armadas del Estado, como parte del cese unilateral.
“El cese del fuego iniciará a las 00:00 horas del 24 de diciembre y finalizará a las 00:00 horas del 3 de enero de 2026”, indicó el grupo, que presentó la medida como un gesto simbólico en el marco de las festividades de Navidad y Año Nuevo.
Un anuncio que contrasta con los hechos recientes
La decisión llega luego de una semana marcada por bloqueos, explosiones, amenazas y ataques armados en distintas regiones del país. Entre el 14 y el 17 de diciembre, el ELN ejecutó acciones que paralizaron corredores viales, afectaron la movilidad y sembraron temor tanto en zonas urbanas como rurales.
Durante esos días, las autoridades atribuyeron al grupo cerca de 60 hechos violentos, muchos de ellos con uso de explosivos, cilindros bomba y ataques directos a instalaciones militares y policiales.
Uno de los focos más críticos fue Norte de Santander, donde se reportaron homicidios en Cúcuta y Villa del Rosario, además de la muerte de un conductor de ambulancia durante un ataque a la subestación de Policía en Puerto Santander. En esa zona también se registraron cierres viales, hallazgos de explosivos y restricciones al transporte entre Cúcuta, Pamplona, Ocaña y Aguachica.
En Chocó, la guerrilla forzó la suspensión total del transporte fluvial y terrestre, mientras que en Antioquia se confirmó la incineración de un bus en Valdivia y la detonación de un artefacto explosivo en Copacabana.
En Arauca, un ataque con tatucos bomba contra el batallón del Ejército en Puerto Jordán dejó daños materiales. Además, se detectaron banderas, grafitis y cilindros con insignias del ELN en carreteras de Arauca, Antioquia y Cauca, incluido un hallazgo en la vía Panamericana, que obligó a su cierre temporal.
Entre los fallecidos confirmados figuran dos policías, víctimas de explosiones en el sur de Cali, y un civil que murió en un ataque en Norte de Santander. Las autoridades investigan la muerte de dos jóvenes hallados en Cúcuta.
A estos hechos se suma el ataque al batallón de entrenamiento del Ejército en Aguachica, Cesar, que dejó siete soldados asesinados, uno de los episodios más graves de la reciente escalada armada.
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La postura del ELN y la respuesta oficial
En su pronunciamiento, el ELN defendió su accionar durante el paro armado, asegurando que no es política del grupo atacar a la población civil y atribuyendo las denuncias a una supuesta estrategia para “enlodar” su nombre.
Desde el Gobierno, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, respondió con un mensaje contundente: “La amenaza tiene dos opciones: o se desmoviliza, regresa a casa y deja de ser una vergüenza o enfrenta toda la fuerza legítima del Estado”, dijo, refiriéndose tanto al ELN como a las disidencias de alias ‘Iván Mordisco’.
Pese al anuncio del cese al fuego, el ELN dejó claro que la tregua será temporal. Aunque aseguró que detendrá acciones subversivas durante lo que resta de 2025, advirtió que reanudará las ofensivas en 2026, en lo que calificó como una defensa de la soberanía nacional.
El país entra así a las festividades con una pausa armada que, aunque reduce momentáneamente la confrontación, mantiene abiertas las dudas sobre lo que vendrá tras el inicio del nuevo año.
