
En medio del brillo de la decimosegunda edición de los Premios Platino, Salvador del Solar sorprendió al revelar en una entrevista con Pulzo detalles íntimos de su relación con Ana María Orozco, recordada en toda América Latina por su icónico papel de Beatriz Pinzón Solano en Yo soy Betty, la fea.
Más allá de las alfombras rojas, flashes y premios, el actor se mostró cercano y emotivo al hablar del vínculo que mantiene con la reconocida actriz, con quien no solo comparte una relación amorosa, sino también un proyecto teatral que ha afianzado su conexión personal y profesional: El árbol más hermoso del mundo, una obra que ha recorrido escenarios en Argentina y Perú, y que se estrenará en Colombia en junio de este año.
“Es un regalo trabajar juntos. Más allá de ser pareja, esto ha sido una manifestación de exploración creativa, algo que nos ha enriquecido mucho”, expresó del Solar, dejando claro que el arte ha sido una pieza fundamental en su historia de amor.
La relación entre Salvador y Ana María Orozco comenzó a gestarse en 2015, durante el rodaje de la serie El regreso de Lucas. Aunque en ese momento no trascendió más allá de una colaboración profesional, el vínculo se mantuvo, incluso mientras él asumía un importante rol en la política peruana como Ministro de Cultura. Las agendas y responsabilidades los alejaron, pero el destino —y el arte— volvió a unirlos.
“Después de un largo tiempo sin contacto, la pandemia nos dificultó la situación, pero finalmente nos reencontramos. Esta relación me ha ayudado a crecer mucho”, relató el peruano, quien aseguró que Colombia se ha convertido en un segundo hogar para él. Actualmente divide su tiempo entre España y Colombia, no solo por sus compromisos artísticos, sino también por su hija Manuela, de 18 años, quien reside en el país cafetero.
El proyecto teatral que comparten ha sido descrito por Salvador Del Solar como “sencillo, sorprendentemente conmovedor y divertida”, una obra que, más allá de su impacto escénico, simboliza un viaje emocional y creativo para ambos actores.
Esta nueva faceta de Salvador, que combina su amor por el arte con una relación sentimental madura y sólida, ha capturado la atención del público latinoamericano, que sigue de cerca tanto sus pasos profesionales como personales.