Un nuevo rumor surge en los pasillos del Palacio de la Zarzuela y los estudios de radio en Madrid: Julio Iglesias compró una mansión en Galicia, pero no sería para él. Según reveló Cristina López Schlichting en COPE, el verdadero destinatario de la propiedad podría ser nadie más y nadie menos que el Rey Emérito, Don Juan Carlos I.
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El asombro no recae tanto en la adquisición —que de por sí es llamativa— sino en lo que se murmura con creciente convicción en círculos bien informados: Julio habría comprado la finca Santa Lucía, en Piñor (Ourense), como posible refugio para su viejo amigo, el monarca retirado.
La teoría no resulta descabellada. Julio Iglesias y Don Juan Carlos mantienen una amistad de décadas, nacida en la discreción y la complicidad de quienes lo han vivido todo. Dos hombres de la misma generación que comparten una mirada común sobre el mundo y, tal vez, sobre la vejez: la necesidad de volver a casa sin hacer ruido.
Y Santa Lucía es, precisamente, ese tipo de lugar. La propiedad, rodeada de vegetación y discreción, cuenta con piscina adaptada, gimnasio, ascensor, jacuzzi y accesos amplios, ideales para alguien en etapa de movilidad reducida. A poco más de una hora de Sanxenxo —donde el Rey suele alojarse en casa de su amigo Pedro Campos—, la mansión ofrece una alternativa más tranquila y definitiva.
¿Fin de la “operación Cascais”?
La especulación cobra fuerza especialmente porque podría alterar los planes de “operación Cascais”, el supuesto traslado del Rey Emérito desde Abu Dabi a una lujosa urbanización a las afueras de Lisboa. Galicia, en cambio, ofrece un simbolismo emocional que Portugal no puede igualar: la tierra, los recuerdos y una historia familiar ligada a esa región.
Lo curioso es que Julio Iglesias no ha puesto un pie en la casa. La compra fue gestionada por un amigo de la infancia, conocido como Toncho, que eligió el lugar con el criterio de quien conoce tanto al cantante como al posible huésped real. Nada fue dejado al azar: la casa no es para fiestas ni titulares, sino para el silencio, la memoria y la discreción.
La finca incluye incluso un tradicional hórreo gallego, y cada rincón parece diseñado para alguien que busca más introspección que protagonismo. Todo apunta a que Don Juan Carlos encajaría perfectamente en este escenario de retiro elegante y silencioso, lejos de la atención mediática de Sanxenxo y del boato de la Corte.
Hasta el momento, ni la Casa Real ni el entorno de Julio Iglesias han confirmado ni desmentido la información. Pero el rumor no deja de crecer, como lo hacen los secretos que, tarde o temprano, todos comprenden sin necesidad de comunicados oficiales.
