El Super Bowl podría tener un giro inesperado en 2026. Adele se perfila como la principal candidata para protagonizar el espectáculo de medio tiempo del evento deportivo más importante de Estados Unidos, que se celebrará en febrero del próximo año en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California.
Según información revelada por el medio especializado Page Six, la NFL y Roc Nation, la compañía de entretenimiento dirigida por Jay-Z y encargada de la producción del show desde 2019, ya han iniciado conversaciones con la artista. Aunque aún no hay confirmación oficial, los rumores han bastado para generar gran expectativa entre fanáticos y medios.
¿El regreso a un escenario que antes rechazó?
Esta no es la primera vez que el nombre de Adele suena para el Super Bowl. En 2016, fue invitada formalmente para encabezar la edición de 2017, pero rechazó la propuesta. En ese momento, la cantante argumentó que el evento “no es sobre música” y que no se sentía cómoda con el tipo de espectáculo que exige: lleno de coreografías, pirotecnia y producción visual de alto impacto.
“No sé bailar ni nada por el estilo”, declaró entonces, dejando claro que su fortaleza reside en la interpretación vocal y la conexión emocional con el público, y no en la parafernalia escénica.
A pesar de su negativa pasada, Adele sí ha mostrado interés en el evento como fenómeno cultural. En 2024, durante uno de sus conciertos en Las Vegas, confesó entre risas que había asistido al Super Bowl “solo para ver a Rihanna”, mostrando una cercanía más lúdica con el espectáculo.
Un cambio de tono para el Super Bowl
Si se confirma su participación, Adele significaría una apuesta arriesgada pero refrescante. En los últimos años, el show de medio tiempo ha estado marcado por artistas como Shakira y J.Lo (2020), The Weeknd (2021), Dr. Dre con Snoop Dogg, Eminem y otros (2022), Rihanna (2023) y Usher (2024), todos con presentaciones cargadas de efectos visuales, bailarines y sorpresas.
En contraste, Adele podría ofrecer una experiencia más íntima, emocional y minimalista, centrada en su voz y sus letras, sin necesidad de un montaje estridente. Esto podría marcar un nuevo rumbo en la narrativa del espectáculo, atrayendo no solo a los fanáticos del fútbol americano, sino también a un público más amplio que busca autenticidad y sensibilidad artística.
