
En el calendario de efemérides internacionales, hay fechas que se celebran con furor y otras que parecen existir solo en el papel. Entre estas últimas, el 19 de marzo, Día del Hombre en algunos países, es un ejemplo paradigmático de cómo una conmemoración puede pasar desapercibida para la mayoría de la sociedad. Mientras que el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, es un evento de trascendencia global, con marchas, discursos y un fuerte impacto mediático, el día dedicado a los hombres carece de visibilidad. Pero, ¿por qué sucede esto?
El Día del Hombre tiene distintas fechas de celebración según el país. En algunos lugares, como Colombia y otras naciones de tradición católica, se celebra el 19 de marzo, coincidiendo con el día de San José, considerado el modelo de padre y hombre trabajador. En contraste, a nivel internacional, existe el Día Internacional del Hombre el 19 de noviembre, instaurado en 1999 por el Dr. Jerome Teelucksingh en Trinidad y Tobago, con el objetivo de reconocer las contribuciones positivas de los hombres en la sociedad y resaltar problemáticas que los afectan, como la salud mental y la brecha en la expectativa de vida. Sin embargo, a diferencia del Día de la Mujer, que tiene una larga historia de lucha por los derechos y la igualdad, el Día del Hombre no cuenta con un trasfondo histórico similar que lo respalde con la misma fuerza.
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Falta de apoyo mediático
Uno de los factores clave en la invisibilidad del Día del Hombre es la falta de apoyo institucional. A nivel global, organismos como la ONU y la OIT han respaldado el Día Internacional de la Mujer con campañas, legislaciones y programas de concienciación. En contraste, el Día del Hombre no tiene el mismo respaldo ni presupuesto destinado a su difusión.
A esto se suma el papel de los medios de comunicación. En las fechas cercanas al 8 de marzo, las plataformas informativas se llenan de reportajes, entrevistas y especiales sobre la situación de las mujeres en el mundo. En el caso del 19 de marzo, rara vez se encuentra una cobertura relevante. Esta falta de visibilidad refuerza la percepción de que el Día del Hombre no tiene un peso real en la agenda social.
Percepciones culturales y estereotipos de género
Otro factor determinante es la percepción cultural sobre la masculinidad y los estereotipos de género. Durante décadas, la narrativa dominante ha sido que los hombres, en su conjunto, han gozado de privilegios, por lo que cualquier intento de destacar problemáticas que los afectan puede verse como una dilución de la lucha feminista. Sin embargo, existen datos que demuestran que los hombres también enfrentan problemas graves: tasas más altas de suicidio, menor esperanza de vida y dificultades en la custodia de los hijos en casos de divorcio.
La idea de que los hombres no necesitan un día de conmemoración también está arraigada en ciertos sectores de la sociedad, que consideran que el protagonismo histórico de los varones en posiciones de poder hace innecesario un reconocimiento específico. No obstante, el Día del Hombre no busca competir con el Día de la Mujer, sino visibilizar problemas propios del género masculino y fomentar una discusión más equitativa sobre género y derechos humanos.
Un llamado a la reflexión
Ignorar el Día del Hombre no contribuye a una verdadera equidad de género. La lucha por la igualdad debe incluir a todos, y eso implica reconocer los desafíos que enfrentan tanto hombres como mujeres. No se trata de rivalizar por atención mediática o apoyo gubernamental, sino de fomentar una sociedad que comprenda que la equidad no es una lucha de bandos, sino un objetivo común.
Quizá en el futuro, el 19 de marzo pueda ganar mayor visibilidad y convertirse en un espacio para el debate constructivo sobre lo que significa ser hombre en el siglo XXI. Hasta entonces, seguirá siendo una efeméride que, aunque existe, sigue siendo ignorada por la mayoría.