Un reciente despliegue del GAULA Militar de Oriente, adscrito a la Cuarta Brigada del Ejército, terminó por exponer la magnitud de la expansión criminal que estaba impulsando la organización conocida como “El Clan de Oriente”. Esta estructura, según información de inteligencia, venía fortaleciendo su presencia en varios municipios gracias a una alianza con el frente 36 de las disidencias Farc, comandado por alias Calarcá.
Detrás de esta articulación criminal aparece nuevamente el nombre de Carlos Alberto Herrera, alias Camilo, capturado en 2023 y hoy recluido en la cárcel de La Dorada, Caldas, desde donde —pese a su condición de detenido— habría seguido impartiendo órdenes que apuntaban a expandir el control armado en el Oriente Antioqueño.
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Cinco integrantes dados de baja, incluido un sicario clave
El operativo dejó un resultado contundente: cinco miembros del Clan de Oriente fueron abatidos tras el enfrentamiento con las tropas. Entre ellos se encontraba alias Rigo o Farley, identificado como sicario y extorsionista, además de ser uno de los presuntos responsables del asesinato de un menor de 13 años ocurrido en octubre de 2025.
La participación de este individuo en ese crimen había llevado a la Gobernación de Antioquia a ofrecer hasta 500 millones de pesos como recompensa por información que permitiera dar con su paradero. Su caída representa un impacto significativo para una red que mantenía intimidadas a comunidades enteras.
Armas, explosivos y un hallazgo que prende alarmas
El Ejército también confirmó la incautación de dos fusiles, dos escopetas, una pistola 9 mm, un dron, explosivos y abundante material de guerra, además de documentos útiles para labores de inteligencia. Sin embargo, uno de los elementos encontrados ha despertado especial preocupación: una caja blanca marcada con el sello de IMDUMIL (Industria Militar Colombiana).
Dentro de este empaque se hallaron 50 cartuchos calibre 9 mm, en aparente estado óptimo, lo que sugiere que serían material recientemente producido. La presencia de esta munición reabre cuestionamientos sobre cómo terminan en manos de organizaciones criminales insumos que deberían estar bajo estricto control estatal, más aún cuando recientes informes ya relacionaban a alias Calarcá con material similar.
Preguntas que el operativo no logra cerrar
Aunque la operación represente un avance importante en la lucha contra estas redes, también expone interrogantes que hoy inquietan a autoridades y habitantes del Oriente Antioqueño:
1. ¿Cómo opera una estructura que mantiene vínculos con una disidencia actualmente en conversaciones con el Gobierno?
La alianza entre “El Clan de Oriente” y el frente 36 contradice el ambiente de negociación y plantea dudas sobre los límites reales de estos acercamientos.
2. ¿De qué manera alias Camilo sigue coordinando acciones delictivas desde prisión?
A pesar de estar detenido desde 2023, su injerencia en los hechos demuestra que las cárceles siguen siendo centros de mando criminal para ciertos cabecillas.
3. ¿Qué intereses sostienen la violencia en un territorio históricamente golpeado?
El Oriente Antioqueño continúa enfrentando dinámicas de zozobra y temor, impulsadas por grupos que buscan preservar economías ilegales y ampliar su influencia.
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