El atentado del pasado 7 de junio contra Miguel Uribe Turbay no solo dejó al país consternado por el nivel de violencia política, sino que también destapó una aterradora realidad: su hijo, de corta edad, estaba siendo acosado y vigilado de forma sistemática.
Un informe conocido por la Fiscalía General de la Nación, y revelado por fuentes cercanas al proceso judicial, indica que personas no identificadas seguían al hijo del senador hasta su jardín infantil. A estos individuos se les atribuye la realización de registros fílmicos y fotográficos desde la vía pública, con un patrón de comportamiento que encendió las alertas de seguridad familiar días antes del atentado.
La denuncia fue realizada formalmente por Lina Trujillo, secretaria privada de Uribe Turbay, quien aseguró ante las autoridades y en una reunión con el alcalde Carlos Fernando Galán y la senadora Paloma Valencia que la familia había advertido del riesgo. Incluso se hicieron al menos 13 solicitudes a la Unidad Nacional de Protección (UNP) para reforzar el esquema de seguridad, que no fueron atendidas a tiempo.
Un niño bajo vigilancia: lo que sabía la Fiscalía antes del ataque
Según reveló la revista Semana, el seguimiento al niño fue uno de los elementos clave en las investigaciones previas al atentado. Sin embargo, el verdadero alcance de esta vigilancia se hizo evidente tras el ataque del 7 de junio. La situación fue calificada como “alarmante” por fiscales del caso, ya que no se trataba solo de una amenaza contra el político, sino de un posible intento de generar presión a través del miedo a su núcleo familiar.
“Era un acoso planificado. Se identificó que personas seguían al menor en trayectos rutinarios, lo que es extremadamente delicado. Estas acciones podrían constituir no solo un delito de amenaza, sino de instrumentalización infantil para generar terror político”, indicó una fuente judicial consultada por Noticias Actualidad.
El avance de la investigación ha sido veloz. Según información oficial, al menos cuatro capturas más están en proceso, relacionadas no solo con la logística del ataque, sino también con las actividades previas de vigilancia al entorno familiar de Uribe Turbay. Una de las pruebas clave ha sido el rastreo del dinero entregado al joven de 15 años que disparó contra el senador durante un evento de campaña en Bogotá.
Además, se reveló que uno de los implicados en el atentado realizó seguimiento físico a Uribe Turbay durante varios días previos al ataque, lo que refuerza la hipótesis de un acto premeditado y coordinado.
Estado de salud de Miguel Uribe Turbay
El más reciente parte médico, emitido el viernes 13 de junio por la Fundación Santa Fe, señala que Miguel Uribe continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos bajo monitoreo constante. Pese a su estado crítico, se reportó una leve mejoría: la presión intracraneana ha disminuido y el flujo sanguíneo cerebral muestra tendencia a estabilizarse.
Los especialistas advierten, sin embargo, que el pronóstico neurológico sigue siendo reservado. De mantenerse la evolución positiva, en los próximos días se realizarán nuevos estudios imagenológicos para valorar el estado de las lesiones cerebrales. La recuperación completa, según los médicos, podría tardar hasta dos años.
El caso ha generado conmoción no solo por la brutalidad del atentado, sino por la revelación del acoso a un menor. Diversas figuras públicas han exigido a la UNP y al Gobierno Nacional una revisión urgente de los esquemas de protección y una investigación exhaustiva de las omisiones previas.
