¡Qué marcha! No se puede ocultar el sol con las manos, hasta el mequetrefe se atrevió a calificarla de “éxito” ¡qué descarado! Una manifestación de semejante envergadura traspasa el tiempo y el espacio. Gracias a las redes sociales se multiplica llegando a todos los rincones del país y se introduce en la dinámica geopolítica mundial. En una coyuntura como la que vive hoy el mundo, la Marcha del silencio se realizó en el momento más oportuno por esas coincidencias mágicas que con frecuencia alteran el destino. Desde la subida de Trump al poder y la designación de altos funcionarios encabezados por su Secretario de Estado, Marco Rubio, quienes, desde hace años, han estado atentos a la región y sus graves problemas, agravados por la acción política desde una izquierda destructora apoyada en las bandas criminales que chupan la sangre a los países que caen en sus garras, la perspectiva de un cambio está a la vista y lo que se requiere para una acción directa desde el norte es que nuestros pueblos se manifiesten. Ayer, el de Colombia se manifestó y de qué manera.
Una oposición unida, como se evidenció con la convocatoria a marchar con todo y que sus líderes se mantienen en la pelea por ser el candidato que enfrente a la izquierda, no se podía imaginar hasta que se perpetró el muy cobarde atentado contra Miguel Uribe. Quienes dieron las ordenes no llegaron a imaginar una reacción tan clara y enérgica por parte de los colombianos, demostrando, de nuevo en la historia, que de manera pacífica se puede poner a tambalear a regímenes tiránicos de inmensa peligrosidad como el que pretende instalar el mequetrefe. De acá tiene que salir un candidato que asuma el liderazgo tan esperado por todos los que estamos en la orilla correcta al que sabremos proteger exigiendo las mayores medidas de seguridad de parte del estado reforzadas con agencias internacionales. Exponerse cada uno de los actuales aspirantes a posibles atentados no tiene ningún sentido lógico.
Llegó la hora de plantear una estrategia clara que lleve a un triunfo de la oposición en una primera vuelta. Una rapiña de decenas de candidatos es una verdadera y vergonzosa insensatez. Les corresponde a los precandidatos reunirse y decidir democráticamente el mecanismo para elegir a quien llevaremos a la presidencia con el compromiso claro de sacar el país adelante sin prescindir del espejo retrovisor para que los que han asaltado las arcas del estado paguen por sus delitos y devuelvan los dineros robados; y los que hayan cometido crímenes, incluido el que se perpetró en contra de Miguel Uribe, sean llevados ante la justicia, sea quien sea.
El país pasa de la desesperanza a una esperanza luminosa con la reciente manifestación de apoyo y solidaridad con el joven Miguel Uribe quien, con su sacrificio, nos ha hecho un llamado a la unidad. Aunque es difícil de aceptar que la entrega a un ideal, arriesgando su propia vida, pueda ser la que llene de fortalezas a quienes siguen manteniendo un espíritu de lucha a pesar de las adversidades y del sentimiento de impotencia ante el derroche, la corrupción y la manera tan burda con que el gobierno desatiende las necesidades de su pueblo. Al ver de frente lo que ha significado para el joven Miguel Uribe su entrega hasta el extremo de exponer su vida en cada una de sus intervenciones públicas sabiendo el riesgo que corría como lo denunció reclamando un esquema de seguridad que le fue negado repetidas veces, nos hacemos conscientes de nuestro deber de mantener la llama de la esperanza viva cuando aquellos que usurpan el poder la quieren apagar llevándonos a la oscuridad del abismo.
Que el sacrificio de Miguel Uribe no ha sido en vano lo demuestra lo acontecido ayer en la marcha que unió a los colombianos, a los centenares de miles que marcharon y a los millones que la siguieron a través de las redes y los medios informativos que esta vez ¡por fin! no la minimizaron y la mostraron en todo su esplendor.
Gracias Miguel por devolvernos la esperanza.
