Operación Remate fue el nombre que la dictadura chavista le dio a la estrategia electoral con la cual se robaron las elecciones presidenciales en julio, del año pasado, asegurando la permanencia en el poder hasta 2030. A este proceso electoral le hicimos un seguimiento que terminó configurando una serie de entregas que terminan hoy.
Alrededor de esta farsa electoral hubo muchos rumores y solo algo concreto. Que Erik Prince, en una operación de mercenarios, iba a detener a Maduro (a Diosdado Cabello y a Vladimiro Padrino) y que Edmundo López iba a aterrizar, en compañía de varios presidentes de la región, en Caracas para asumir, en enero, la presidencia después de una gira por la región. Nada de esto sucedió.
Lo único cierto fue que Maduro, y sus lugartenientes, se consolidaron en Miraflores gracias a la brutal represión (nada comparable con la represión de 2015 cuando perdió las mayorías en la Asamblea) y la dictadura procedió a organizar elecciones regionales dando el paso definitivo hacia el totalitarismo y, de golpe, han utilizado el proceso electoral para avanzar en sus ambiciones geopolíticas sobre el Esequibo.
Así, con la paranoia propia de los criminales en el poder, el chavismo se dio a la tarea de cerrar fronteras, ejecutar detenciones masivas (70 en total), eliminar todo tipo de garantía y veeduría al proceso y, con ello, utilizar el voto ilegítimamente para continuar con su plan agresivo contra Guayana.
De tal suerte, como proyecto ideológico, el chavismo sigue vivo agitando las banderas de la paz, así lo expresó el dictador Maduro: “Esta victoria es la victoria de la paz y la estabilidad de toda Venezuela”.
Con 23 de las 24 gobernaciones y el control del 82 % de la Asamblea Nacional, el chavismo ha dado el paso definitivo, y último, de la Operación Remate en contra de los restos que quedaban de democracia en Venezuela.
Para nadie es un secreto que la oposición ha sufrido el exilio, la clandestinidad o la prisión. A las seis semanas de ganar las elecciones, Edmundo González tuvo que exiliarse en España. Las circunstancias de su salida de Venezuela, a la fecha, no resultan del todo claras.
Por su lado, y a pesar de la clandestinidad en la que se mueve, María Corina Machado ha logrado atender medios internacionales de comunicación y tener conversación fluida, por ejemplo, con legisladores estadounidenses como María Elvira Salazar o Ben Cardin y con las principales cadenas de información estadounidense. Sin embargo, esto no le ha permitido lograr un apoyo internacional concreto y verdadero que logre tumbar la dictadura chavista.
De hecho, en la memoria está fresca la imagen de los acontecimientos de 2019 cuando Juan Guaidó y el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera intentaron derrocar a Maduro con la ayuda principalmente del Asesor de Seguridad Nacional de Trump, de ese entonces, John Bolton.
Igualmente, en la mente de los verdaderos demócratas está la denuncia hecha por la otrora fiscal Luisa Ortega, quien documentó debidamente, ante la Corte Penal Internacional, que más de 8.000 venezolanos (hasta 2019) habían sido ejecutados extrajudicialmente por el chavismo a través de sus aparatos de represión como la SEBIN.
Para nostalgia de muchos, los tiempos de la Arabia Saudita latinoamericana de los años 70´s, cuando producía 3 millones de barriles de crudo diariamente y de estabilidad democrática, han quedados enterrados por cuenta del criminal régimen chavista que ha invertido la historia en parálisis de la economía petrolera y totalitarismo. Jugando con la máxima revolucionaria: ¡Hasta el fracaso siempre!
Como proyecto geopolítico, Guyana podría pagar un precio muy alto; ya que Maduro podría invadir a su vecino, obviamente a nombre de “la paz” porque los comunistas saben de sobra que pueden cometer todo tipo de crímenes y repetir que son lo de “la paz” dado que cuentan con millones de cándidos y analfabetos, políticamente hablando, que saldrán a aplaudirlos. La fórmula no es nueva.
Por su parte en Guayana, como se sabe, se celebrarán elecciones generales el próximo 1° de septiembre de 2025, en las que se elegirá un nuevo gobierno y se renovará la composición del parlamento guyanés. Se espera que el presidente Ali busque la reelección y no se repita el caos político desatado en medio de los meses más crudos de la pandemia en 2020. Mientras tanto, el chavismo seguirá creando hechos cumplidos geopolíticamente hablando sobre la región del Esequibo.
Algunos analistas como Manuel Silva Ferrer, director de Trópico Absoluto, creen que no es viable hablar de una anexión del Esequibo, pero si algo hemos aprendido en los últimos años es a no subestimar a Maduro aun cuando Londres y Georgetown han reanudado, en días pasados, su alianza de cooperación militar.
Con una abstención muy alta, el saldo de la farsa electoral para la región en disputa es: 1 gobernador y 8 diputados electos como representantes del Esequibo; no obstante, sabiendo que los votos no se emitieron en Guyana, la gran duda que queda es: ¿cuál es el origen de esos votos?
En conclusión, la Operación Remate ha llegado a su final y con ello, Guyana queda debidamente notificada de una escala más en la crisis que puede convertirse en una tormenta geopolítica. No satisfechos los chavistas con esto, han sepultado la democracia venezolana con la ayuda hipócrita de algunos gobiernos de fachada democrática y con la falta de compromiso con la democracia por parte de las grandes democracias ¡Vaya contradicción!