Recuerdo que, en mi tierna infancia, que, dicho sea de paso, fue muy feliz junto a mis padres en desarrollo de un hogar sin violencia y en donde prevalecían los valores, la moralidad, la urbanidad, la música culta y las buenas maneras; también jugábamos mucho. En esas jornadas lúdicas con mis amados padres y con mi tía, quien a la sazón fuera mi madre de crianza por motivos de la vida, jugábamos al gato y al ratón; a que te cojo ratón, a que no gato ladrón. Este infantil juego enmarcado en las rondas y demás divertimentos pueriles estaba desprovisto de malicia indígena. Hoy, en el depravado mundo de la corrupción de cada día, se tipifica de manera perfecta para describir metafóricamente muchas formas sucias de taparse los delitos en la actual administración nacional, si es que de administración tiene algo. La no sorpresiva noticia del señor Carlos Ramón González, la mente criminal detrás de la olla podrida de la UNDGR, da cuenta de ello. Este sujeto es el ratón y Petro y las autoridades colombianas, si es que llegan a hacer algo dentro del marco de la ley y cumpliendo sus obligaciones constitucionales, (lo cual veo muy improbable), son el gato ladrón, en nuestro símil.
El individuo que hoy es prófugo de la justicia, gracias a que en su contra pesa una orden de captura, se encuentra en la madriguera nicaragüense, bajo el amparo del manto protector de la corrupta y cómplice bandera del país centroamericano. Esto se dio entre otras cosas, con el apoyo siniestro de la solicitud de Petro y sus esbirros al gobierno amigo de Nicaragua y que cohonesta y está a tono con la podredumbre del gobierno que padecemos. No podía ser de otra manera y repito: no asombra. Nos debería extrañar y llamar la atención, si contrario sensu, coadyuvaran en la captura del ratón para que rindiera cuentas ante la justicia (que acá no es ciega como sabemos), pero para infortunio de algunos de los que estamos del lado de la ley y que cada vez veo menos, tenemos un gato ladrón con rabo de paja que no lo va a perseguir: el dictadorzuelo caribe con ínfulas imperiales.
Nuestro ratonzuelo de afilados dentecillos hoy mora y disfruta de los beneficios otorgados, - por el colega de Petro-, guerrillero y alzado en armas Daniel Ortega. Dos gatos que comparten su gusto por la delincuencia y el crimen organizado. Hasta acá, no hay mucho de novedad.
Lo lindo de esta escalofriante fábula es que hay varios actores además del roedor y el felino, pues están la Hormiguita Trabajadora y otras especies. El ratón González resulta que está en Nicaragua desde noviembre de 2024, justo el día de su imputación de cargos por los reatos de cohecho por dar u ofrecer, lavado de activos y peculado por apropiación en favor de terceros y se ha paseado más de veinte veces libremente por el orbe. En el entre tanto, un Uribe está preso y al otro lo asesinaron. Se va cumpliendo el plan a la perfección. Están “mejorando” el Foro de Sao Paulo, sin duda.
Para la fecha de marras, la Embajada de Colombia en Nicaragua, (oídos despiertos), solicitó a Ortega que se renovara la cédula de residencia del delincuente Carlos Ramón González Merchán en ese país. En una comunicación del cuerpo diplomático colombiano acreditado en ese país, se conoció el siguiente texto de lobby contaminado: “Conforme a lo dialogado en pasadas reuniones en relación al estatus de residente del señor Carlos Ramón González, el cual se encuentra en Nicaragua desde el pasado 5 de noviembre del año 2024 y desde esa fecha no ha salido del país”. Gracias a estos buenos y diligentes oficios de la diplomacia muisca, el Secretario General del Frente Sandinista de Liberación Nacional le prorrogó su placentera estadía residencial a nuestro roedor en su país para con ello lograr la evasión de la justicia y no asumir las consecuencias judiciales por las que está llamado a responder. Todo esto, por la módica suma de 56 USD, recordándole al lector, que el amigo del queso, se robó la bicoca de cerca de 1.5 billones de pesos. Supongo que le habrá alcanzado con el alijo del botín.
El entonces canciller Luis Gilberto Murillo, quien, en esta historieta, que se parece a animalandia, acá es una zarigüeya, ya que es de apariencia menos ramplona y tira más hacia lo marsupial que hacia la rodentia, por aquello de la diplomacia y el protocolo. Este hombre debía conocer de estas movidas como es apenas obvio, ¿o será que también le pasó la de ese tristemente célebre expresidente con su paquidermo y quien se excusó diciendo que todo fue a sus espaldas? Gracias Monseñor Pedro Rubiano por su acertada oración: si a uno se le mete un elefante a la casa, lo ve”. A otro con ese cuento, o mejor: a otro perro con ese hueso.
Así las cosas, la misiva diplomática rubricada por su competente reza esto: “La Embajada de Colombia saluda muy atentamente al Honorable Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Nicaragua, con ocasión de solicitar la renovación de residencia. Conforme a lo dialogado en pasadas reuniones en relación al estatus de residente del señor Carlos Ramón González, el cual se encuentra en Nicaragua desde el pasado 5 de noviembre de 2024 y que desde esa fecha no ha salido del país. Como vemos, la propia Embajada solicita el apoyo explícito del Ministerio de Migración y Extranjería de Nicaragua para regularizar el estado migratorio de González, “buscando que se renueve la residencia del compañero”, teniendo en cuenta que vencería el pasado 14 de junio.
A su turno, la desvergonzada “Hormiguita Trabajadora”, salió al baile diciendo que tampoco conocía de los documentos en cuestión y manifestó: “a mí no me informaron, ni de la Embajada ni de ningún lado”, y sostuvo que el embajador encargado para el momento de los hechos era Óscar Muñoz Giraldo, “coordinador de la UTL del exembajador León Fredy Muñoz”.
Es evidente que nuestro ratoncillo veloz, se está escabullendo, por lo cual previendo esto, el Tribunal Superior de Bogotá, a comienzos de las pretéritas calendas de julio, profirió la respectiva oren de captura, para dar cumplimiento a la medida de aseguramiento de este bandido, ya que, este criminal evidentemente representa un peligro latente social y era muy factible que se fuera del país y adivinen: se voló con el apoyo de su BACRIM. Sin embargo, el sátrapa ya brincó con sus mentiras, diciendo desde su desgastada tribuna en X: “El gobierno colombiano no ha solicitado a ningún país algún tipo de privilegio para Carlos Ramón González” y apoyado en las excusas de la Hormiguita, que dijo: “No participé ni recibí información alguna sobre trámites de residencia por parte de la Embajada en Nicaragua, circunstancia que se encuentra debidamente registrada en la trazabilidad de la entidad”.
En conclusión, acá no pasa nada y no hay dolientes ni respondientes y como dijo Santander: En este país, la ley es para los de ruana.
De todas maneras, como el show debe continuar, juguemos en el bosque mientras el lobo está…y colorín colorado, este cuento no ha terminado…porque ese gato no sirvió.
Abrazo cálido, seguimos trabajando.
@muiscabogado