La voz que vuelve a hablar por la justicia
“Soy Juliana Gaona Bejarano. Tenía apenas diez meses cuando mi padre, el magistrado Manuel Gaona Cruz, fue asesinado durante la toma del Palacio de Justicia.” Cuarenta años después, esa niña habla como abogada y como hija para defender la memoria de quien entregó su vida a la justicia. Su declaración no es solo un testimonio personal: es una advertencia moral a un país que a veces confunde la libertad de creación con el derecho a distorsionar la verdad.
El fallo que marca un precedente
El Juzgado 128 Penal Municipal de Bogotá amparó los derechos al buen nombre y la honra de Manuel Gaona Cruz, reconociendo que la película Noviembre difundió una narrativa falsa e injuriosa. En la cinta, el magistrado es retratado como colaborador del grupo armado que lo secuestró durante 28 horas y luego lo asesinó.
El juez fue claro: no hay censura, hay reparación. La decisión no cercena la libertad artística, sino que reafirma un principio esencial: la memoria de las víctimas no puede manipularse bajo el escudo de la ficción.
Los límites de la libertad creativa
“La libertad de creación es un pilar de toda democracia, pero también tiene límites.” Las palabras de Juliana Gaona resumen el núcleo del debate: la ficción puede inspirarse en la realidad, pero no puede falsificarla.
El fallo recuerda que incluso las personas fallecidas conservan el derecho a la protección de su imagen y su buen nombre. Es decir, la ética no muere con el cuerpo.
Lo que ordenó la justicia
- Advertencia obligatoria: La película y todas sus piezas promocionales deben incluir una aclaración visible: “Ficción basada en hechos reales. Cualquier semejanza no implica afirmación histórica.”
- Eliminación de injurias: Debe retirarse la frase que decía: “Ni usted gana, que es uña y mugre con estos terroristas.”
- Prohibición de uso indebido: No se podrá utilizar el nombre ni los rasgos del magistrado para atribuirle conductas falsas o infundadas.
El mensaje es inequívoco: no se puede construir memoria sobre la mentira.
La verdad no se discute
Juliana Gaona lo afirma con serenidad y firmeza: “La verdad y la memoria de Manuel Gaona Cruz no están en discusión. Ambas están respaldadas por la justicia, los testigos y los informes oficiales.” El magistrado fue un jurista íntegro, un hombre que dedicó su vida a defender la Constitución y los valores democráticos. Su legado no pertenece al rumor ni a la especulación: pertenece a la historia.
Ficción o propaganda
“Después de todo, la historia se construye con hechos, no con ficción ni con propaganda.” La frase final de Juliana Gaona Bejarano resume la batalla de fondo: preservar la verdad frente a la distorsión narrativa.
El arte, cuando se ejerce con responsabilidad, fortalece la democracia. Pero cuando altera la historia, destruye la confianza en la justicia y en la memoria colectiva.
Manuel Gaona Cruz murió defendiendo la ley; su hija hoy defiende su verdad. El fallo no es solo una victoria jurídica: es un acto de memoria.
Y en un país donde tantas víctimas han sido silenciadas o mal contadas, esta decisión envía un mensaje profundo: la verdad no es negociable, la memoria no se ficciona.
