La implosión del gobierno: cuando las acusaciones ya son de liga mayor

Lun, 15/12/2025 - 10:10
Cuando un gobierno entra en liga mayor de acusaciones, no solo pierde autoridad moral: pone en riesgo la confianza en el Estado.
Créditos:
KienyKe.com

Esto ya no es ruido interno.
Esto ya no es malestar político.
Esto es liga mayor.

El gobierno cruzó una línea peligrosa: la de las acusaciones graves entre sus propios protagonistas, dichas en público, sin filtros y con señalamientos que rozan —o entran de lleno— en el terreno penal, ético y político.

La implosión dejó de ser narrativa para convertirse en un expediente abierto ante la opinión pública.

Luis Carlos Reyes: de estadista técnico a una sombra incómoda

Luis Carlos Reyes fue presentado como el rostro técnico, serio y moderno del Estado. Un economista formado, un funcionario con discurso de largo plazo, casi un estadista en construcción.

Hoy, esa imagen quedó pulverizada.

Reyes pasó de ser el funcionario que combatía el contrabando a ser señalado como supuesto colaborador de “Papá Pitufo”, el nombre que ronda uno de los mayores escándalos de corrupción asociados al contrabando. Más allá de que él lo niegue, el golpe político es devastador: el técnico terminó atrapado en la misma lógica oscura que decía combatir.

El choque con Armando Benedetti fue el punto de quiebre. Los insultos, las acusaciones y los mensajes cruzados dejaron claro que ya no se discutían ideas, sino honras, pasados y lealtades rotas.

Cuando un exfuncionario de ese nivel queda asociado —así sea en el plano del señalamiento— a estructuras criminales, el problema deja de ser personal y se convierte en institucional.

Carrillo acusa a Benedetti: “corrupto” y con prontuario

La implosión escaló aún más cuando Carlos Carrillo decidió no medir palabras. Carrillo acusó directamente a Benedetti de corrupto y recordó públicamente que sobre él pesan múltiples denuncias e investigaciones previas.

No fue una insinuación. Fue un señalamiento frontal.
Y cuando un alto funcionario acusa a otro de corrupción desde el propio gobierno, el daño es demoledor.

Carrillo dejó claro que, a su juicio, las prácticas que hoy critica no son nuevas, sino parte de un historial que el poder ha preferido normalizar cuando le conviene.

Angie Rodríguez contra Carrillo: negligencia y parálisis

Del otro lado, Angie Rodríguez disparó con munición pesada. Acusó a Carrillo de negligencia, de no querer ejecutar los recursos, de frenar proyectos urgentes y de tener paralizada la respuesta estatal en regiones golpeadas por emergencias.

Habló de cifras, de baja ejecución, de decisiones que —según ella— dejaron al país vulnerable frente a desastres anunciados. En su relato, Carrillo no era un denunciante, sino un obstáculo.

La contraofensiva de Carrillo: “ella es corrupta”

La respuesta de Carrillo fue aún más explosiva. No solo se defendió. Contraatacó.

Carrillo afirmó que supuestamente Angie Rodríguez incurrió en prácticas corruptas, al presionar para que se mantuviera un contrato cuestionado. Fue más allá: aseguró que existen episodios comprometedoros, incluyendo apariciones en fiestas y rumbas con el contratista, como parte de una relación impropia entre poder y contratación.

No se trata de una discusión administrativa.
Se trata de acusaciones personales de corrupción lanzadas entre altos funcionarios del mismo gobierno.

El presidente y el Estado en medio del fuego cruzado

En medio de esta guerra interna está el presidente Gustavo Petro, observando cómo su proyecto político se desangra por dentro.

El problema ya no es solo quién tiene razón.
El problema es que nadie parece cuidar al Estado.

Cuando las acusaciones de corrupción se convierten en arma política interna, cuando los expedientes se usan como munición y cuando el poder se expone sin pudor, la implosión es total.

No es crisis política: es descomposición

Esto dejó de ser ideológico.
Dejó de ser programático.
Dejó de ser una disputa de visiones.

Estamos ante una descomposición del poder, donde el gobierno se acusa a sí mismo de corrupción, negligencia y complicidad criminal.

La implosión ya no es silenciosa.
Es estruendosa.
Y es grave.

Cuando un gobierno entra en liga mayor de acusaciones, no solo pierde autoridad moral: pone en riesgo la confianza en el Estado.

Y ese costo, como siempre, no lo pagan quienes se insultan desde los despachos, sino un país cansado de ver cómo el poder se destruye a sí mismo.

Creado Por
Kienyke.com
Radar K – KienyKe.com. Contenido protegido por derechos de autor. Prohibida su reproducción, adaptación o distribución sin autorización expresa.
Más KienyKe
Elecciones Honduras 2025: fallas del sistema, ataques reportados y actas bajo escrutinio especial explican la demora en los resultados
El gobernador explicó que durante esos tres días las banderas de los edificios públicos ondearán a media asta en señal de respeto y solidaridad con las familias afectadas.
Las lesiones detectadas obligarán a Machado a prolongar su estancia en Noruega mientras espera las recomendaciones de los médicos sobre el tratamiento a seguir.
El exgobernador de Sucre desistió de su aspiración a la Casa de Nariño pese a haber entregado firmas y aceptado un coaval, y ahora buscará un escaño en el Senado.
Kien Opina