Lucía Amaya Martínez

Vicepresidenta de Recursos Humanos de Scotiabank Colpatria con experiencia de 25 años en varias compañías nacionales y multinacionales de los sectores alimenticio, manufacturero, servicios, finanzas, consumo masivo y transporte internacional.
Es Ingeniera Industrial de la Universidad Tecnológica de Bolívar, tiene una especialización en Gestión de Recursos Humanos de la Escuela Naval Almirante Padilla / EAN y cuenta con diversas certificaciones y estudios complementarios en coaching y liderazgo ejecutivo en la Universidad de Los Andes y algunas universidades de Estados Unidos como Berkeley, Cornell y el centro de estudios de negocios Ross en la Universidad de Michigan.

Lucía Amaya Martínez

2025 – La Comunicación: ¿Arte o Ciencia?

En días pasados, durante un ejercicio de mentoría, surgió un tema frecuente: la comunicación como un área clave de desarrollo en el liderazgo. Suele pasar que vemos a personas que consideramos grandes comunicadores, muy efectivos e inspiradores, y pensamos… ¡qué maravilla si yo hubiera nacido con ese “don”! Lo cierto es que, si bien a algunos les resulta más natural eso de comunicarse y conectar con otros, existe un debate sobre si se trata de algo innato o técnico.

Primero, quiero abordar lo del arte y la ciencia, como planteé en el título. La parte científica se relaciona con disciplinas como la lingüística, la psicología, la sociología y la comunicación social, enfocándose en entender cómo asegurar el mensaje y prepararlo en función de la percepción del receptor. En cuanto al arte, está relacionado con la persuasión, la construcción de narrativas, la expresión emocional y la creatividad.

Ahora bien, está la otra discusión: ¿es innato o aprendido? Nacemos con una capacidad básica de comunicarnos —gestos, llanto, lenguaje corporal— pero también es cierto que algunas personas tienen una habilidad natural para expresarse con claridad y empatía. Sin duda, aquello que “nos fluye” se puede potenciar con lo aprendido. Habilidades como la oratoria, la negociación, la conversación o la escritura pueden perfeccionarse con estudio y experiencia. Casi siempre insisto en que mucho de lo que hacemos requiere técnica, y este caso no es la excepción. Un poco de curiosidad puede ayudarnos a crecer en nuestra competencia comunicacional.

Con esto, quiero invitarte a reflexionar: si bien la comunicación puede ser tanto arte como ciencia, y si bien puedes tener habilidades innatas o desarrolladas por formación, lo cierto es que es una competencia fundamental para el liderazgo. Así lo reconocen Lombardo y Eichinger en su libro Para su perfeccionamiento, donde incluyen la comunicación en el grupo de habilidades de posicionamiento organizativo.

Hay muchos momentos en los que un líder se ve expuesto comunicacionalmente. Esos “momentos de verdad” pueden ser retadores, pero para ser efectivos, hay que prepararse. Si bien podemos comunicarnos espontáneamente, si queremos generar impacto en momentos clave, es necesario tomarse el tiempo para definir con claridad qué queremos decir y cómo lo vamos a decir.

Si tienes una presentación, tus habilidades para crear el material de apoyo serán clave, al igual que la narrativa que deseas transmitir. Debes identificar quién es tu público, cuál es el objetivo de lo que vas a mostrar, la forma y la emoción con la que vas a transmitir el mensaje, cómo lo vas a abrir y cómo lo vas a cerrar, y cuánto tiempo tomarás. Son tantos los aspectos a considerar, que confiar solo en tu habilidad natural y conocimiento no será suficiente.

Si vas a enviar un correo, también necesitas tener claro el mensaje, ser hábil para controlar su extensión (los textos deben ser claros, contundentes y concretos), cuidar las palabras que usas y la emoción que deseas transmitir. Si es muy largo… ¿no será mejor una llamada? Y si es así, también deberás encontrar el momento adecuado, tener el ánimo correspondiente y asegurarte del mensaje que vas a entregar. Nuevamente, como ves, todo requiere preparación.

Y como ya lo hemos mencionado, una conversación trascendental tampoco debe ser totalmente espontánea. Necesitas tener claro qué quieres lograr con ella, identificar el momento propicio, generar espacios para el intercambio, prever posibles objeciones y cómo las abordarás.

A medida que prepares más tus interacciones comunicacionales, conocerás mejor tus emociones, mejorarás tu técnica, te observarás con mayor claridad y, si pides retroalimentación, podrás aprender e incorporar nuevas habilidades a tu repertorio conversacional. Sin duda, te volverás un comunicador más efectivo.

Entonces, ¿ciencia o arte? ¿innato o aprendido? Lo cierto es que desarrollar tus habilidades de comunicación es un imperativo del liderazgo. Y todas estas dimensiones pasan por un ingrediente fundamental: la escucha.

Sobre esto, quiero dejarte con una frase que escuché recientemente de mi coach, @carolaperezsa: “La escucha, más allá de una técnica, es poderosa para poder responder con claridad. Es una disposición emocional para recibir al otro.”

Te invito a revisar cómo estás en tu competencia comunicacional. Lo verás reflejado en los resultados: la atención del público, la calidad de tus interacciones, las conexiones que generas, las preguntas que recibes, la seguridad que proyectas, entre muchas otras cosas. Prepararte, conocerte y, sin duda, escuchar: tres claves fundamentales para impactar desde tu liderazgo, en cualquier contexto. 

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Lucía Amaya Martínez
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