El genio paró el reloj y sigue siendo Messi. Todo lo resuelve con magia en su modesto club, al que no le alcanza la calificación para ser considerado de la élite futbolera.
Prolonga sus dominios desde su ingenio en los toques al balón, los que, aunque esporádicos, no dejan de ser placenteros y efectivos.
Messi, hechura de potrero, Mastantuono y el "Diablito " Echeverry, con madurez biche, inflados desde el mercadeo, la publicidad y los micrófonos.
Sin duda, buenos futbolistas, con proyección, sin la imponencia de quienes lograron coronas verdaderas por sus habilidades y no de cartón por exaltaciones acomodadas o temporales.
Muy probable es que el nivel del mundial de clubes ascienda, cuando se elimine la calidad media y baja y lleguen los partidos entre potencias europeas y brasileñas.
Estos últimos sobrevivientes de lujo en la catástrofe suramericana, en la que vendieron con humo a River y Boca, los empalagosos periodistas argentinos tan abrumadores, tan caóticos. ¡Qué indignación verlos en la alharaca de las justificaciones!.
Soñar y nada más.
Se creyeron campeones y fueron, como siempre, malos perdedores.
Maravilla Messi, como en los últimos 20 años, vigente como motor incluso de su selección, la que defenderá su título en la próxima temporada.
El mundial de clubes despierta cargas pasionales y emocionales entre aficionados inexpertos, curiosos, preparados para el show, lo que le garantiza a la FIFA el éxito financiero.
Clubes sin alardes, en mínimos, con piloto automático algunos, pensando en los premios y no en el juego. Con futbolistas poco comprometidos por ser esta, época de verano y vacaciones.
Por algo Guardiola definió a los sudamericanos en el torneo, sin guardarse nada, con claridad, al afirmar que “dan guadaña hasta en el sorteo”.
“Rompen los partidos a codazos. Mientras en Europa hay coreografías en el juego, en Suramérica cada partido es como una final de barrio con apuesta incluida”.
Para rematar que “confunden la prolijidad con el coraje, la posesión con hambre y juegan sin margen de perdón para los errores.”
Fraude en el negocio. Mascaras en feria. Torneo por invitación, para la rosca, como serán en el futuro los mundiales. Con clubes sin el nivel pretendido.
Insípido como el almuerzo sin sal, el postre sin dulce y el amor sin sexo. Pero, con estadios llenos que es lo que hoy gusta.