EN LA LUCHA, PRESENTES. EN LA CALIDAD, AUSENTES
Rodallega en su otoñal esplendor sacó las garras para zarandear, algunas veces, la defensa del Medellín. Pero esta vez no fue el tirano goleador.
A prueba en cada acción, recursivo, el portero Wasingthon Aguerre.
Rápidos, pero inofensivos Brayan León, Leider Berrio y Francisco Fydriszawsky, desaprovecharon las opciones que, con sus errores, les brindaba la defensa de Santa Fe por su lenta marcación.
Fallaron mucho en los controles del balón.
A Emanuel “turro” Olivera le sobró corazón, pero quedó al desnudo cuando el duelo fue en velocidad, como a Victor Moreno, su compañero en la zaga del cardenal.
Los alegres y veloces desplazamientos de Mosquera y Fracica, no tuvieron eco en la ofensiva del local.
Áspero el partido, físico, de pocos riesgos, fricciones, continuas interrupciones, porque prevaleció el deseo a no jugar, sobre la intención de hacerlo. Son a veces tan especulativas las finales. Cándidos quienes esperaban algo distinto.
Choque sin la magia del gol. Ni tocar, ni crear, ni llegar, ni mover el marcador. Todas las maniobras de ataque tan esporádicas y tan anunciadas. Esperando el error del rival.
En la lucha, todos estuvieron presentes. En la calidad del juego, la mayoría ausente.
Se excluye a Francisco Chaverra, un futbolista diferente en el Medellín, (ex de Santa Fe) con calidad sin socios. Sin intérpretes corales a su lado, para fortalecer la faena colectiva.
Al igual que Mosquera Marmolejo, el guardameta cardenal (ex de Medellín). Tarea admirable la suya por efectiva. La atajada a disparo de León, minuto 78, puede valer un título. ¿Por qué no?
Futbol de fajadores, con pocos atisbos de técnica. Con veteranos mandones. Sin estremecer el estadio, con hinchas cuyos madrazos se veían cada rato en la Tv.