El 57.2 % de los trabajadores, son informales y ganan menos del salario mínimo (2025. DANE). Más de 13.6 millones de trabajadores no tienen prestaciones sociales, ni seguridad social, ni se pensionan. Además, otros 2.3 millones de desempleados que no tienen ningún ingreso registrado, nunca se jubilan y no se sabe cómo sobreviven, porque NO hay subsidio al desempleo. De otro lado, en la zona rural, es peor: El 84.9% de los campesinos que trabajan son informales (UPRA.2024). No tienen seguridad social, ni prestaciones sociales, ni pensión. El salario promedio de los trabajadores campesinos está entre $525,000 y $982.463 mes (2024.DANE). Es una rareza encontrar un campesino pensionado.
Son 16 millones de colombianos con ingresos precarios que nunca se jubilan. Y peor, la mitad de los colombianos, a hoy mayores de 60 años, NUNCA se jubilarán. A 2025, El 75% de los adultos mayores NO tienen pensión. (DANE). Tanto adulto mayor sin pensión, es pobreza desde la cuna hasta la tumba.
Existe otro dato doloroso fabricante de pobreza estructural. De cada 100 pesos de riqueza que produce Colombia, $88 pesos se quedan en el 10% de la gente más rica, y solo $12 se reparten al 90% más pobre. (OXFAM 2023. WID.). La riqueza nueva se queda arriba y, abajo, llegan migajas.
El empleo existe pero no da para vivir con decoro, ni para salir de la pobreza, ni para asegurar una vejez justa. La economía llama Pobreza Laboral, cuando el salario no alcanza. El empleo se ha vuelto en una trampa de subsistencia sin futuro.
Cuando el salario deja de ser justo, el trabajo deja de ser humano. El Papa León 13, en 1891, en la Rerum Novarum, atacó con fiereza la injusticia social de los salarios indignos. Ahora, 135 años después, llegó el Papa León 14, y nada ha cambiado. El mundo espera que el nuevo Papa León 14 reinicie la lucha frontal contra salarios injustos. Un salario digno es justicia y no caridad. El empleo mal pago se convierte en una trampa silenciosa para perpetuar la pobreza.
El salario debe garantizar una existencia digna. Se necesita que hablen los sabios. Que hablen de Nuevas economías; de leyes redistributivas; de más productividad; de empleos del futuro; de regulación de las economías salvajes; y de una nueva educación para el trabajo. No hay nuevas economías con educación vetusta. La dignidad no se debe medir por tener empleo, sino por poder vivir de él, con decoro.
En Colombia la pobreza no es falta de trabajo, es el fracaso del salario como camino a la dignidad. El empleo no garantiza ni la salida de la pobreza ni la llegada digna a la vejez.
