
Tatiana Calderón no solo acelera en las pistas, también lo hace en la historia del automovilismo. A sus 31 años, la piloto colombiana ha hecho historia en múltiples categorías internacionales, incluyendo la Fórmula 2, IndyCar y ahora en la categoría GTD del IMSA con la escudería Telmex. En una entrevista con ¿Quién y Qué?, Tatiana compartió su camino, sus caídas, sus victorias y el fuego que la impulsa a seguir rompiendo estereotipos.
“Me enamoré de la velocidad en cinco minutos”
Tatiana recuerda con claridad el momento en que supo que su vida estaría ligada a los motores. “Fue amor a primera vista. Mi hermana Paula, que hoy es mi mánager, me llevó a una pista de karts cerca de la casa y después de un turno de cinco minutos me enamoré de la velocidad, de la adrenalina”, cuenta.
Ese amor la llevó a perseguir el sueño de competir en la Fórmula 1, un terreno donde la presencia femenina ha sido casi inexistente. “Hace más de 50 años que una mujer no compite en Fórmula 1. Uno se cuestiona: ¿será posible? El ambiente también te lo cuestiona”, dice con franqueza.
La barrera invisible del género
Aunque el cronómetro debería ser el único juez en el automovilismo, Tatiana admite que “este deporte fue diseñado por y para hombres”. No solo se refiere al imaginario, sino a detalles tan técnicos como el diseño de los autos, el entrenamiento físico o la visibilidad de las mujeres piloto.
“No debería ser un impedimento ser mujer, pero sí, es como descubrir todo desde cero. No hay datos, no hay estructuras pensadas para nosotras. Hasta cómo entrenamos es distinto: ganamos masa muscular más lento, tenemos ciclos hormonales, pensamos diferente. Todo eso influye”, explica.
En este camino de ensayo y error, Tatiana ha aprendido a resistir, incluso cuando ni ella misma creía en sus capacidades: “A veces uno no cree en uno mismo, pero he tenido un equipo increíble detrás que me empuja. Me apasiona poder empezar a cambiar este deporte desde la base”.
Más que talento, persistencia
Aunque su talento la ha llevado a competir al más alto nivel, Tatiana reconoce que su historia también está hecha de frustraciones. “Muchas veces he dicho: voy a tirar la toalla. Hoy en día uno hace más de todo lo que no es manejar para tener el momento de competir. Conseguir patrocinadores, convencer equipos, abrir puertas, eso es lo más duro”, confiesa.
Para ella, el automovilismo es un deporte profundamente exigente y a veces “muy injusto”. “Puedes ser el más rápido en la pista y todo te sale mal. Hay que aprender a sobrevivir, a dar el 100% incluso si hoy terminas 16º”, reflexiona.
Sin embargo, hay momentos de plenitud que la hacen seguir: “Cuando el carro hace exactamente lo que tú imaginas, como si fueran uno solo, vale la pena todo. Es una armonía entre mente, cuerpo y máquina”.
Aprender a tener paciencia
La temporada actual ha sido especialmente desafiante. Tatiana se encuentra adaptándose a un nuevo carro, el Ford Mustang GT3, junto a un equipo que también está en proceso de aprendizaje. “Este carro me ha dado dolores de cabeza. Pero poco a poco las cosas se engranan. Esa última carrera en Watkins Glen fue una gran motivación porque el resultado no lo esperábamos”, dice.
En este proceso, ha aprendido una de las lecciones más difíciles para una piloto de élite: la paciencia. “Uno pone todo de sí, pero hay días en que nada sale bien. Aprender a no rendirse, a esperar y seguir empujando ha sido lo más duro. Pero también lo más valioso”, reconoce.
Una referente para la nueva generación
Tatiana no solo corre para sí misma. Hoy es inspiración para muchas niñas que sueñan con competir en pistas profesionales. Y esa responsabilidad no la toma a la ligera. “Pasé más tiempo en Colombia este año y fui al kartódromo donde empecé. Antes éramos solo mi hermana y yo; ahora hay diez, doce niñas compitiendo. Eso me llena de esperanza”, cuenta emocionada.
Además, anunció la llegada de un programa llamado Girls on Track en Colombia, enfocado en formar nuevas pilotos. “Si no puedes empezar como piloto, hay muchas otras áreas en el automovilismo. Lo importante es no dejar de soñar”, afirma.
El cierre de temporada y lo que viene
Tatiana se prepara para competir en Indianápolis y en la exigente carrera Petit Le Mans en Atlanta, de diez horas. Con humildad y determinación, afirma que su objetivo es entrar al top 10 con su equipo, seguir aprendiendo y representar de la mejor forma a Colombia y a las mujeres.
“Cada vez que estoy a punto de rendirme, aparece un angelito que me recuerda por qué empecé. Estoy agradecida por eso. Este deporte me ha enseñado que el límite está mucho más allá de lo que uno cree”, concluye.