
Este lunes comenzaron las audiencias públicas sobre la reforma laboral en la Comisión Cuarta del Senado. Antonio Correa, senador del Partido de la U, explicó en diálogo con Kienyke.com, que este será un espacio donde diversos sectores expondrán sus posturas sobre el texto que llega desde la Cámara de Representantes. “La participación de los gremios, la participación de todos aquellos que reclaman que el texto con que viene de cámara debe ser modificado, asistirán algunos defensores del texto que viene de cámara.”
Sin embargo, el contexto político anticipa un camino complicado. Correa subrayó que “el auditorio es de los senadores de la comisión cuarta, que en su mayoría son de la oposición y van a existir unos cambios al final del debate plasmados en el articulado de modificación del texto que viene de cámara de representantes.”
Movilización social como herramienta del gobierno
Frente a las dificultades legislativas, el presidente ha optado por convocar movilizaciones como parte de su estrategia. Según Correa, “estas van a ser una forma de mantener viva la causa y de ejercer la presión social sobre un legislativo que le dio la espalda al pueblo.”
Las movilizaciones también se proyectan como un mecanismo para impulsar la aprobación de una consulta popular. “Esta a la vez pudiese servir para lo que el gobierno quiere, que se apruebe la nueva consulta popular incluida la pregunta de los medicamentos,” dijo Correa. A su vez, advirtió sobre un posible costo político para el Congreso: “Es el despertar de un dormido que ha sido ignorado, que el legislativo no le ha prestado la debida atención y que puede tener un costo alto político el legislativo en las próximas elecciones a senado y cámara de representantes.”
Otras vías si la reforma no avanza
Ante un escenario en el que ni la reforma ni la consulta sean aprobadas, el gobierno aún tendría alternativas. “El gobierno le corresponde a través de cambios por vía administrativa y regulatoria, ya sea con decretos reglamentarios, con resoluciones del ministerio del trabajo y reformas a través de convenios colectivos o pactos sectoriales”, señaló Correa.
Además, no descartó otros caminos institucionales: “Podría impulsar una nueva versión de la reforma laboral mucho más consensuada y cediendo a algunos intereses. Una tercera forma es impulsar reformas por vía judicial, ya sea a través de acciones de inconstitucionalidad o tutela estratégica, o presionar el cumplimiento de estándares de la OIT, además de intensificar la presión social y política que ha utilizado como estrategia”.
Modificaciones sustanciales en el Congreso
Sobre la posibilidad de cambios en el Congreso, Correa fue claro: “Por supuesto, la reforma laboral pasó a la Comisión Cuarta del Senado […] habría unas modificaciones sustanciales sobre el texto con que viene la plenaria”.
Consultado por qué el gobierno no ha logrado una aprobación satisfactoria de sus reformas, respondió: “Pregúntele a los ocho senadores de la Comisión Séptima que nos negaron de tajo a la plenaria del Senado la discusión de la reforma laboral que ahora se reabre y pregúntele a los que todavía no pasan la reforma a la salud”.
Consulta popular: una alternativa viable
El presidente anunció que presentará una nueva consulta popular. Para Correa, esto es posible: “Claro que es viable hacerla, más cuando la aprobación de la apelación y el hundimiento de la consulta fue por un voto, uno o dos votos.” Esto, aseguró, refleja un Congreso dividido: “Se encuentra totalmente polarizado el Senado de la República y podría revivirse porque sabemos de que dos, tres votos de estos no estuvieron y con la presencia de estos dos, tres votos podría derivarse en que se apruebe la consulta popular.”
¿Posibilidad real o estrategia de desgaste?
Correa reconoció que la reforma aún puede ser aprobada, pero advirtió que no sería sin modificaciones profundas: “Sí hay una posibilidad real de que sea aprobada pero con unas modificaciones sustanciales importantes y de fondo”. El resultado dependerá de la disposición del gobierno a ceder y del comportamiento de la oposición.
No obstante, planteó otra posibilidad: “También puede haber sido una estrategia de la oposición […] para dilatar o desgastar al gobierno sin comprometerse del todo.” Según explicó, este juego político permite a algunos partidos mostrarse abiertos al diálogo sin tener intención real de apoyar el contenido del proyecto: “Pueden estar presentando proposiciones modificativas que vayan en contra de lo sustancial de la reforma, tal y como viene en el texto.”
Una Comisión Cuarta clave, pero con motivaciones políticas
La decisión de trasladar la reforma a la Comisión Cuarta del Senado, explicó Correa, tiene más que ver con táctica que con legalidad: “Es probable que hayan cambios en la reforma laboral que se comenzará a discutir nuevamente, con la asignación en la Comisión Cuarta de Senado, más por un cálculo político de la Mesa Directiva de Senado, que por razones técnicas legales.”
Allí, la bancada de gobierno es minoría y la oposición tendría el margen para introducir modificaciones profundas bajo el discurso del consenso. “La oposición introducirá los cambios que crea convenientes bajo el pretexto del consenso que generarían y disiparían sus preocupaciones dentro de sus argumentos de oposición.”
La reforma como maniobra frente a la consulta
Al analizar el interés en revivir la reforma, Correa opinó que se trató de una jugada política para frenar la consulta popular: “El interés es ganar tiempo y dar una sensación de señal de apertura a la discusión de cara al pueblo colombiano y evitando por ahora el camino plebiscitario.”
De este modo, el Senado no estaría realmente comprometido con el contenido de la reforma: “No están entregados en pleno a la reforma revivida, sino a la posibilidad de deliberar, de revisar, de modificar, que es lo más seguro que va a pasar en la Comisión Cuarta de Senado, o incluso de volver a hundirse dicha reforma.”
Estrategias de doble filo y cálculos electorales
Correa cuestionó la coherencia del Senado: “Hay que decirlo claramente, que la consulta popular se convirtió en una amenaza, la cual en el momento del hundimiento hace dos meses, no tuvo el cálculo y después de dos meses se tuvo el cálculo y se minimizaron los riesgos políticos, institucionales y hasta electorales para el Senado de la República.”
Finalmente, resumió el accionar del Congreso como un juego político repetitivo: “El Senado hoy dentro de ese marco, te doy esto por esto, está que prefirió dejar viva la apelación sin decir su última palabra, te quito la consulta que con esa me puedes hacer daño y por eso, el Senado no ha sido coherente y ha sido un ejercicio mecánico, repetitivo y de acuerdos", puntualizó.