La conectividad digital en las zonas rurales del país sigue siendo uno de los principales problemas que enfrenta el territorio nacional en una época globalizada y marcada por la tecnología. Según datos de la Contraloría General de la República, en su índice de Brecha Digital, por ejemplo, hay una brecha del 80% en zonas apartadas del César, la cual supera en 27 puntos la de Bogotá, lo que deja ver la inequidad en términos digitales que existe actualmente en Colombia.
Además, según datos de la misma Contraloría, solo en esta región del país, el 12,18% de la población realiza actividades avanzadas con TIC, como trámites gubernamentales en línea o educación virtual. En áreas rurales y dispersas, esta cifra cae al 4,73%.
A la luz de estas necesidades, Telefónica Movistar se ha consolidado como uno de los mejores aliados para alcaldías y entidades públicas como facilitador de acceso a plataformas de análisis que les permiten tomar decisiones más informadas y efectivas. No se trata solo de modernización, sino de un cambio profundo en la relación entre los ciudadanos y sus gobernantes.
Dentro de las dinámicas de seguimiento que están implementando los gobiernos locales se encuentran los tableros de información, que son aquellos que permiten capturar, rastrear, analizar y visualizar todos los indicadores clave para comprender el desempeño de sus proyectos y políticas locales. Por ejemplo, hacer seguimiento a cuántas escuelas nuevas se han construido o cuántos parques se han mejorado. Se actualiza en tiempo real para que todos puedan ver el progreso.
“Cuando los gobiernos manejan tableros de información y toda esta analítica de datos, la gente confía más en sus instituciones”, afirma Bibiana Marulanda, directora B2B de Telefónica Movistar Colombia. Y es que detrás de esta revolución tecnológica hay un objetivo aún más ambicioso: reconstruir la confianza ciudadana.
Datos que generan acción
El concepto de Big Data puede sonar distante o técnico, pero sus beneficios son inmediatos y cercanos. Gracias a la información que generamos cada día con nuestros dispositivos móviles, los gobiernos pueden identificar patrones de movilidad, zonas críticas sin servicios públicos o comunidades vulnerables que requieren atención urgente.
Estos servicios se diseñan a la medida. “Trabajamos de la mano con alcaldes y diferentes instituciones para que nos cuenten cuál es su necesidad y cómo proyectarla ante su comunidad”, explica Marulanda. Así, los datos se convierten en decisiones estratégicas: desde dónde ubicar un nuevo centro de salud, hasta cómo distribuir recursos de forma más equitativa.
El impacto no se queda en las grandes ciudades. En zonas rurales, donde la conectividad es un desafío histórico, ya se están viendo resultados concretos. Agricultores de papa y café han comenzado a usar sensores para monitorear el clima y las condiciones del suelo, mejorando sus cultivos. Proyectos como el monitoreo del río Magdalena, en donde Telefónica Movistar Colombia tuvo participación dentro del ecosistema de proveedores de Cormagdalena, muestran cómo la tecnología puede prevenir desastres y cuidar los recursos naturales.
Desde Telefónica-Movistar, han proporcionado la tecnología que Cormagdalena desplegó para monitorear el nivel del agua del rio Magdalena. Esto permite no solo tomar mejores decisiones, sino tener información para tomar acciones anticipadas y generar políticas públicas.
Sin embargo, Marulanda subraya que el verdadero valor de estas iniciativas está en su impacto social, cuando la comunidad tiene información, puede confiar en sus gobernantes. La tecnología no es el fin, sino el medio para empoderar a las personas, hacerlas partícipes de las decisiones y mejorar su calidad de vida.
Pero para que esto funcione, es necesario cerrar otra brecha: la de la educación digital. En muchas veredas, los ciudadanos aún no saben cómo usar los servicios en línea. Este reto está siendo resuelto con programas de alfabetización digital, fundamentales para una inclusión real.
El éxito recalca Marulanda, está en adaptar la tecnología al contexto, no al revés. Cada región tiene sus necesidades y su ritmo. Por eso, lo primero no es instalar sensores ni desplegar antenas, sino sentarse a escuchar.
En un país que busca avanzar con equidad, la tecnología bien utilizada no solo resuelve problemas: también construye puentes de confianza. Y eso, sin duda, es gobernar mejor.
