En el marco del Mes Mundial de la Higiene Menstrual, conmemorado cada 28 de mayo, se vuelve imprescindible poner sobre la mesa una realidad que aún afecta a millones de niñas, mujeres y personas menstruantes en Latinoamérica: la pobreza menstrual, una problemática que va más allá de la salud pública y se inscribe profundamente en las raíces de la desigualdad social, económica y de género que persiste en la región.
La pobreza menstrual se refiere a la falta de acceso a productos de higiene menstrual, educación adecuada sobre el tema y servicios de saneamiento básicos. Esta situación impone barreras concretas para el desarrollo personal, educativo y laboral de quienes la viven. Según cifras de UNESCO y UNICEF, aproximadamente una de cada cuatro adolescentes en América Latina ha faltado a la escuela durante su menstruación debido a la imposibilidad de contar con productos adecuados o instalaciones seguras. Este ausentismo no solo compromete su rendimiento académico, sino que también afecta su autoestima, salud mental y oportunidades futuras.
Colombia: una deuda de dignidad
En Colombia, la pobreza menstrual tiene rostro y cifras. De acuerdo con datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 15.1 % de las mujeres ha tenido dificultades para acceder a productos menstruales debido a la falta de recursos económicos. Esta estadística visibiliza una deuda pendiente del país con la equidad y el bienestar de sus ciudadanas.
Pero el problema no afecta a todas por igual. Bajo un enfoque de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), se evidencia que las brechas estructurales golpean con mayor fuerza a mujeres indígenas, afrodescendientes, personas trans, habitantes de zonas rurales o barrios periféricos, quienes enfrentan un doble o triple obstáculo: la falta de recursos, la carencia de infraestructura sanitaria y la persistencia de estigmas culturales alrededor de la menstruación.
A propósito, KienyKe.com conversó con Lívia Gammardella, Head of Marketing and Digital partner en LatAm Intersect PR, sobre esta preocupante situación.
KienyKe: ¿Qué cifras vale la pena destacar desde Colombia?
Lívia Gammardella: Lo que nosotros mientras estábamos haciendo esta investigación son datos de UNESCO y de UNICEF que dicen que alrededor de 25% de los adolescentes en la región de Latinoamérica han faltado a la escuela durante su periodo de menstruación, porque no cuentan con los productos adecuados o las instalaciones seguras, sabemos que esto impacta la economía como un todo porque afecta su rendimiento escolar y por lo tanto su futuro, y hace que muchas de estas niñas se vean marginalizadas de oportunidades de educación y en el futuro, de oportunidades laborales también por la falta de estudios. En Colombia también recopilamos datos del Dane, que dice que el 15% de las mujeres del país han tenido problemas para conseguir los productos que necesitan durante su menstruación por falta de recursos financieros.
KyK: ¿Qué políticas se podrían empezar a implementar en el país?
LG: Aquí en Brasil hay una marca que tiene productos de higiene menstrual fuera de lo convencional y lo que hicimos con ellos y con algunas otras empresas fue hacer una campaña en que a cada compra de producto se revirtiera en inversiones para comprar productos para estas personas que no lo tienen, entonces, por ejemplo, este es un buen ejemplo porque muestra cómo las empresas y personas pueden hacer sin depender solamente de instituciones gubernamentales y lo que estamos haciendo también es fomentar es que las personas apoyen una causa en la que le pide al gobierno que tenga estos suministros en todas las ciudades para que las personas puedan ir a estos centros hospitalarios o farmacias públicas para tener sus productos de higiene.
