Comprar vivienda en Colombia se ha convertido en una meta cada vez más lejana para la mayoría de los hogares. Así lo revela un reciente informe de Fincaraíz, que coloca a Bogotá entre las diez ciudades más inaccesibles de América Latina para adquirir vivienda, debido a la enorme brecha entre los precios del metro cuadrado y el poder adquisitivo de los colombianos.
La capital del país se destaca negativamente en este panorama: se necesitan 22 años de ahorro para que una pareja con ingresos promedio pueda adquirir un apartamento de 60 metros cuadrados, siempre que destine el 30% de su salario exclusivamente a ese objetivo. De acuerdo con Baltasar Urrestarazu, gerente regional de Fincaraíz, “Bogotá ya compite con Nueva York en niveles de inaccesibilidad: mientras en la capital colombiana una pareja con ingresos promedio necesita ahorrar durante 22 años el 30% de su salario para adquirir una vivienda de 60 metros cuadrados, en Nueva York el esfuerzo estimado es de 25 años”.
El informe establece que el precio promedio del metro cuadrado en Bogotá es de $9.828.000 pesos colombianos (USD 2.340), el más alto del país. Esta cifra supera con creces a ciudades como Medellín, Cartagena y Cali. En comparación con otras capitales latinoamericanas, Bogotá también se encuentra por encima: Lima ($7.526.400 COP / USD 1.792), Río de Janeiro ($7.936.200 COP / USD 1.891), y Ciudad de Guatemala, entre otras. Aunque los precios del metro cuadrado en urbes como Madrid o Berlín son más elevados, el informe enfatiza que “el acceso es más limitado debido al bajo poder adquisitivo local”.
Esta situación se hace más evidente al analizar la capacidad real de compra mensual. En Bogotá, el poder adquisitivo solo alcanza para adquirir 0,37 metros cuadrados al mes. Ciudades como Buenos Aires (0,27), Lima (0,34) y Ciudad de Guatemala (0,48) también enfrentan serias dificultades, pero en el caso de la capital colombiana, la desconexión entre salario y precio del metro cuadrado la posiciona entre las más críticas del continente.
Las dificultades no se limitan al ahorro. Acceder a un crédito hipotecario también representa una barrera prácticamente insalvable para muchas familias. “Para financiar el 70% del valor de una vivienda de 60 metros cuadrados en Bogotá a 20 años, se requiere un ingreso mínimo mensual de $13.272.000 COP (USD 3.160) líquidos, una cifra que supera en un 182% el ingreso real de una pareja promedio en la ciudad”, señala el estudio. En Cartagena y Bucaramanga, los requisitos también son elevados: $12.138.000 COP (USD 2.890) y $9.702.000 COP (USD 2.310) respectivamente. Medellín tampoco escapa a esta realidad, con un ingreso requerido de $12.176.000 COP (USD 2.899), superando en un 146% el ingreso medio estimado en la ciudad.
En contraste, ciudades como Cali y el Eje Cafetero presentan mejores condiciones de acceso. En Cali, el precio promedio por metro cuadrado es de $5.796.000 (USD 1.380), y en el Eje Cafetero, de $5.460.000 (USD 1.300). Allí, el tiempo estimado para comprar una vivienda se reduce a 15 años, el más bajo del país según el informe, lo que las perfila como las regiones más accesibles para adquirir una propiedad.
“El mercado inmobiliario colombiano ha mostrado un crecimiento constante en los últimos años, pero el acceso a la vivienda propia se ha vuelto cada vez más difícil, especialmente en ciudades como Bogotá, donde el tiempo de ahorro alcanza los 22 años”, indicó Baltasar Urrestarazu.
El documento concluye con una advertencia clara: en Colombia, tener casa propia se está volviendo un privilegio reservado para unos pocos. Aunque el incremento de precios ha sido moderado en comparación con otras ciudades de la región, el rezago de los ingresos promedio impide cumplir los requisitos de ahorro o crédito. “Con más de veinte años necesarios para adquirir una vivienda básica en ciudades como Bogotá o Cartagena, y con condiciones de financiamiento que superan por mucho la capacidad real de la clase media, el sueño de comprar vivienda se aleja cada vez más de la mayoría de los hogares colombianos”, sentencia el informe.
Así, la vivienda, uno de los pilares del bienestar social, se convierte en Colombia en una meta cada vez más distante, mientras crece la urgencia de políticas públicas que permitan equilibrar el mercado inmobiliario con la realidad económica del país.
