TransMilenio cumple 25 años de operación en Bogotá como el eje del transporte público para millones de personas. El aniversario llega con cifras altas de demanda, avances en integración tarifaria y anuncios de renovación de flota, mientras persisten problemas que el usuario siente a diario: tiempos de viaje, congestión en estaciones y sostenibilidad del sistema.
Un modelo importado, una ciudad distinta
Aunque hoy se percibe como un sello bogotano, TransMilenio nació dentro de la lógica de los sistemas de buses en carriles exclusivos con estaciones y pago previo, inspirados en experiencias latinoamericanas como Curitiba. En Bogotá, esa idea se adaptó a una ciudad más grande, más dispersa y con presiones constantes sobre el espacio vial. La promesa era simple: mover más gente, más rápido, en corredores principales.
El arranque: 18 de diciembre de 2000
El punto de partida fue el 18 de diciembre de 2000, con el primer corredor entre el Portal de la 80 y Tercer Milenio. Desde ahí el sistema creció por fases y se consolidó como red troncal, con un modelo en el que TransMilenio S.A. planea y supervisa, y la operación la prestan concesionarios.
La red hoy: integración y tecnología
En este aniversario, el Distrito reporta más de cuatro millones de viajes al día y una flota que supera los 10.000 buses, entre componente troncal y zonal, además de la conexión con TransMiCable. Un cambio clave ha sido la integración tarifaria del SITP, que permite transbordos dentro de una ventana de 125 minutos con la misma tarjeta.
En modernización, la conversación se concentra en la electrificación: está proyectada la llegada de 705 buses eléctricos entre 2026 y 2027, junto con procesos de renovación y expansión de flota.
Lo que no se ha resuelto: experiencia y sostenibilidad
A los 25 años, el debate ya no es si el sistema funciona, sino cómo mejorar la calidad del servicio sin perder viabilidad. En la práctica, pesan tres temas: la experiencia del viaje (carga, comodidad, tiempos), la evasión y la sostenibilidad financiera. A eso se suma un contexto urbano complejo: obras simultáneas y cambios en corredores que obligan a ajustes operativos y afectan la regularidad.
TransMilenio llega a su aniversario con avances medibles y pendientes evidentes. La expectativa ciudadana está puesta en que la renovación de flota y la integración real entre componentes se traduzcan, por fin, en un viaje menos desgastante.
