
Elí Mejía Mendoza, conocido como ‘Martín Sombra’, falleció a los 86 años en el Hospital de El Tunal en Bogotá, tras enfrentar un prolongado deterioro de salud causado por una severa diabetes.
Reconocido por su rol como “el carcelero de las Farc”, pasó sus últimos días en condiciones de extrema pobreza y abandono, según reveló la abogada Sondra Macollins Garvin, quien estuvo cercana a él en los últimos años de su vida.
Murió solo y sin recursos
Sondra Macollins, precandidata presidencial y autora del libro El peso de la sombra, detalló en entrevista con la revista Semana las duras condiciones en las que vivió y murió el excomandante guerrillero. Aislado, sin capacidad de hablar y dependiendo de una ayuda estatal mínima, ‘Sombra’ sobrevivía con un subsidio mensual de 350.000 pesos otorgado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), monto insuficiente incluso para cubrir sus necesidades básicas.
El deterioro de su salud fue acelerado por su avanzada diabetes. Fue internado de urgencia el pasado viernes 16 de mayo y sometido a una intervención quirúrgica que no logró estabilizar su condición. Murió pocos días después, acompañado únicamente por algunos miembros de su familia.
Intentó un último encuentro con Ingrid Betancourt
Uno de los últimos deseos de ‘Martín Sombra’ fue reencontrarse con Ingrid Betancourt, una de las figuras más emblemáticas de los secuestros perpetrados por las Farc. Según Macollins, existió una intención real de parte de Mejía Mendoza para concretar el encuentro, pero este nunca llegó a suceder. Betancourt ha sido una crítica abierta del trato recibido durante los casi siete años que pasó en cautiverio bajo la vigilancia de ‘Sombra’ en la selva.
En entrevista con Kienyke.com, la excandidata a la presidencia habló sobre la última vez que habló con el guerrillero, señalando que aunque tras su liberación, él intentó buscarla para que le ayudara con algo en la JEP ella decidió mantener la distancia por lo sucedido, pues cabe destacar que tras la firma del Acuerdo de Paz en 2016, ‘Martín Sombra’ participó activamente en los procesos de justicia transicional. Compareció ante la Sala de Reconocimiento de Verdad de la JEP, donde ofreció varias declaraciones voluntarias en las que abordó su rol dentro de la guerrilla, incluyendo aspectos sensibles como la formación de menores de edad para el combate.
En sus intervenciones, también intentó explicar sus polémicas declaraciones sobre el valor de algunos de estos jóvenes combatientes y ofreció detalles sobre caletas con dinero y oro ocultas en el Amazonas. Asimismo, mencionó contactos con figuras políticas como la exsenadora Piedad Córdoba y lanzó críticas al proceso de paz liderado por el expresidente Juan Manuel Santos, asegurando que muchos de los compromisos pactados no se cumplieron.
Controversias hasta el final
‘Martín Sombra’ no estuvo exento de polémicas incluso en sus últimos años. Una de las más sonadas fue cuando se adjudicó la autoría de la masacre de Mapiripán, ocurrida en julio de 1997. Sin embargo, las víctimas del suceso rechazaron sus afirmaciones, calificándolas como un intento de desviar la verdad.
A pesar de haber participado en los procesos de Justicia y Paz y ante la JEP, su figura siguió generando rechazo entre las víctimas del conflicto armado, quienes consideran que nunca mostró un arrepentimiento genuino ni ofreció una reparación efectiva.
Un final sin redención
La muerte de ‘Martín Sombra’ cierra un capítulo sombrío de la historia del conflicto colombiano. Murió lejos del poder que ostentó en las filas de las Farc, sin justicia plena y sin el perdón de las víctimas que lo recuerdan como símbolo del horror del secuestro en Colombia. Su caso, no obstante, deja preguntas abiertas sobre la capacidad del sistema de justicia transicional para ofrecer verdad, reparación y garantías de no repetición en un país que aún cicatriza las heridas de la guerra.