Qué tal la recostada del mequetrefe en el hombro de la ministra de Relaciones internacionales, una pobrecita señora que, con paciencia infinita, no replicó como se hacía en mi niñez que cuando algún atrevido le ponía la mano a cualquiera en el hombro le decía “Vendí mi loro pa’ no cargarlo” y le hacía el quite o le lanzaba un escupitajo a la mano, eso que muchos rogábamos que doña Rosa Yolanda lo hiciese defendiendo la poca dignidad que le queda, si es que dignidad alguna tiene quien se presta a ser Canciller con apenas hablar, y mal hablado el español, cuando la dejan pronunciar alguna palabra en uno de esos supuestos consejos de ministros televisados donde el patrón se despacha con una retahíla de bobadas y de sandeces que ni un borracho, de esos ya llevados, es capaz de mantener y, lo peor, creerse gracioso saliéndonos con esa risita tan desagradable como desagradable y apestoso es este señor, don Gustavo Francisco, quien domina el arte de la estulticia como ninguno, porque para bestia se supera a sí mismo y más ahora que se acerca el 7 de agosto y tendrá el sol a la espalda quedándole tan solo un añito para burlarse de todo y de todos comenzando por traer a un impresentable que realmente espanta y se hace pasar por pastor, que ni de ovejas sería y menos de pobres incautos que aunque quisieran no sabrían dónde acudir porque no tiene iglesia, ni algo que se le parezca, desde donde adoctrinar a quienes llegasen a caer en sus garras que son más de lobo que de oveja.
Apenas reponiéndome de semejante show en Haití -porque fue allá en donde el mequetrefe se le recostó de la manera más grosera a nuestra cancillerisima a quien la confundió con un mueble viejo- en donde quedó sobradamente demostrado que ese mentiroso, mentiroso, ni siquiera habla y menos entiende el francés que era el idioma con el que estudió en Suiza o ya no sé dónde porque en él todo es trampa y jugarreta como lo es en su amigote don Juan Manuel que si en algo lo supera es en su capacidad de engaño, porque esta pobre alma del diablo ni siquiera engaña a los del pacto siniestro de la Picota, que en picota pública es en donde deberíamos exhibirlo para que responda, aunque sea mínimamente, por tanto daño causado a nuestra pobre y dolida patria que, con lo poco que deje en pie, tendremos que levantarla de nuevo si sobrevivimos a tanto desastre.
Como decía, apenas reponiéndome o reponiéndonos de semejante escena a la que habría que añadir a un pobre traductor que lo pusieron en la amarga labor de seguirle el hilo a un bocazas que le importaba un comino que se tradujera lo que decía porque el alud de estupideces le brotaba como un aluvión de su sucia boca.
Apenas reponiéndome, vuelvo y repito, me perdonarán ustedes, resulta que ayer, en pleno 20 de julio, hizo esperar a todo el congreso y a los invitados a la instalación de la última legislatura para desparramarse en verborrea durante dos horas y media, que nos parecieron interminables, porque si fuese un pobre diablo dedicado a hacer reír en un stand up vaya y venga, pero se trataba de quien dirige a los colombianos mal, pero muy mal, así haya quienes crean que si le va mal le va mal al país, pues ¡No! si le va mal nos podemos regocijar porque el embeleco de la izquierda no volverá a pisar la presidencia a no ser que mis compatriotas resulten ser una manada de borregos que no lo son.
Y se vino con toda, hasta con sombrero a la moda y chupe de boda, doña Lina María quien muy aguerrida la Garrido le dijo a don Gustavo Francisco hasta de qué se iba a morir y no era para menos; la pobre confesó que había metido las patas, no de esas metidas que termina en embarazo, pero sí en una muy embarazosa situación por demás vergonzosa de haber votado por el mequetrefe; y ya metida la pata no hay otra cosa que hacer que tratar de sacarla y si no, por lo menos sacarse el clavo que fue lo que hizo en diez minutos en los que dijo más, mucho más, que ese el de las interminables dos horas y media de pura bazofia.
Cuando veo a esos pobres ministricos de pie escuchando al jefe con tanta paciencia se me ocurre pensar si no habrá alguno de ellos, los pobrecitos, que se atreva a decir ¿Hombre Gustavo, por qué no te callas? Aunque estaría plagiando a aquel rey que se lo dijo a don Hugo a quien tanto copia nuestro dictadorzuelo de pacotilla y no es al único, también copia como fiel discípulo al impresentable corrupto don Pedro de España quien pronto caerá y con él se vendrá un “chu chu chú” con el que de esa pandilla de facinerosos progresistas degenerados roba patria no quedará ninguno en pie ni allá por las Españas mi por acá en sus antiguas colonias.