
El escenario de Kién Es Kién está lleno de emociones, de momentos que permiten contar historias que merecen ser escuchadas, aquellas marcadas por la lucha, el compromiso, y aquellas en las que la rebeldía se convirtió en un símbolo de liderazgo.
Este es el caso de Adriana Senior, actual presidenta de la Corporación Colombia Internacional (CCI), una mujer que, desde muy joven, ha estado conectada con su lado social y humanitario. A lo largo de su vida, ha demostrado su compromiso con el bienestar de los demás. Esta dedicación la ha llevado a desempeñar diversos roles en el ámbito del servicio comunitario y en el mundo empresarial, destacándose particularmente en el sector agroindustrial.
Nacida en Bogotá y con una mezcla de influencias costeñas y cachacas, Adriana Senior compartió su historia en Kién es Kién junto a Adriana Bernal, donde relató cómo desde pequeña demostró su vocación de servicio. Una de sus primeras experiencias en este sentido ocurrió a los cinco años, cuando vivía en una casa con un árbol de cerezo. Desde su árbol, solía pasar productos a una familia vecina que atravesaba dificultades económicas.
"Me di cuenta de que con un pequeño acto de amor se lograban muchas sonrisas, y creo que ese es mi verdadero trasfondo (...), con muy poquito, se puede ayudar a cambiar la historia de las personas", expresó.
Durante su juventud, en el colegio Sagrado Corazón, Adriana se involucró en actividades de voluntariado con habitantes de calle en el sur de Bogotá, lo que fortaleció su interés por el bienestar social. Fue una época en la que también experimentó la rebeldía juvenil, siendo parte de un grupo de amigas que realizaba protestas, pero siempre manteniendo su pasión por el servicio a los demás.
"Una de las cosas maravillosas era que mi grupo de amigas le fascinaba también el servicio social... íbamos con los habitantes de calle al sur de Bogotá, los bañábamos, los limpiábamos”, contó entre risas.
Lea también: Del ajedrez a la política social: La historia de Miguel Uribe
A pesar de que soñaba con ser escritora, finalmente decidió estudiar algo más relacionado con los negocios debido a los consejos de su profesora de literatura. Inicialmente, estudió comercio internacional, lo que la llevó a profundizar en el mundo de las aduanas y el comercio global. Después de estudiar en Bogotá, se especializó en San Diego, California, y más tarde en Los Andes.
Su entrada al sector agroindustrial se dio casi por casualidad. Adriana comenzó a trabajar en un proyecto relacionado con el Guavio, en el cual estuvo a cargo de la importación y retorno de maquinaria. Fue en este sector donde encontró una gran pasión por el agro y las empresas relacionadas con él, destacando como una joven vicepresidenta en el sector de suministros.
"Cuando llegué a ser vicepresidenta de suministros, me inventé un modelo para fijar precios con la competencia... y así nació Alianza Team, hoy una gran empresa”, enfatizó la colombiana.
Uno de los momentos clave de su carrera fue cuando trabajó con Carlos Antonio Espinoza, presidente de Alianza Team, quien se convirtió en un mentor y amigo. De esta relación surgió la idea de formar una gran empresa agroindustrial, que hoy en día es una de las más importantes de Colombia.
Adriana llegó a ser presidenta de la Corporación Colombia Internacional (CCI), donde ha continuado su labor en el agro, impulsando importantes proyectos de desarrollo social y económico. Su liderazgo no solo está enfocado en el crecimiento de las empresas, sino también en promover la inclusión, el trabajo por la mujer y el desarrollo sostenible en el sector.
¡No se pierda la entrevista completa, aquí!
El rumbo que marcó su destino:
A nivel personal, Adriana vivió una serie de eventos que marcaron su vida; la muerte de su hermano mayor, lo que la llevó a un proceso de crecimiento personal y espiritual. En ese proceso, conoció a su esposo, con quien compartió una vida llena de aventura y felicidad.
"Nosotros hicimos un matrimonio cristiano católico, pues mis papás, él era de Bogotá y su apellido Bruce es escocés, lo que hizo que se celebrara en esa tradición, y aunque al principio era una costumbre algo distante para mí, con el tiempo comprendí el profundo significado detrás de esa unión espiritual”, recordó en medio de la entrevista.
Sin embargo, la vida de Senior dio un giro inesperado cuando una enfermedad arrebató la vida de su esposo. Un duelo que la llevó a librar una lucha interna con Dios, pero que con el tiempo, logró comprender.
"Era nuestro aniversario y mi cumpleaños, nos ibamos de viaje, él se empezó a sentirse mal (...). El internista le dijo, 'Ustedes, ¿de hace cuánto tiene ese soplo?', y el soplo resultó ser un cáncer durísimo”, expresó con la voz entrecortada.
Adriana, también recordó: “El oncólogo me llamó y me dijo que tiene tres meses de vida. Yo llegué y casi me muero. Esto es terrible. Fue un momento de shock, donde todo lo que creíamos seguro se desmoronó en un instante”.
Además: El homenaje de Diego Daza a Omar Geles
Su fe se convirtió en la clave del éxito:
Quien ahora es un referente en el sector agro, enfrentó una prueba muy difícil que la llevó a renovar su confianza en Dios, esperando que su esposo no falleciera a pocos meses de enterarse de la noticia. A pesar de los tratamientos, quimioterapias y procedimientos, la batalla duró cinco años, pero finalmente su pulmón cedió.
"Fue desgarrador. Su última frase la dijo mientras estaba intubado y falleció a las 10 de la mañana. Mis hijos, llegaron a la clínica para encontrar a su papá muerto. Durante esos años, la lucha espiritual fue inmensa, viví una pelea interna con Dios, pero la reconciliación fue un proceso”, manifestó.
Senior cerró un capítulo de su vida lleno de altibajos emocionales y, tras superar una serie de desafíos, encontró una nueva oportunidad de amor: “En un evento de mi MBA, conocí a Carlos Benavides, quien llegó tarde y se presentó diciendo que era divorciado. Al principio no me cayó bien, pero al final terminó siendo mi esposo”.
Hoy, Adriana Senior se define como una persona espiritual, con el deseo de vivir y aprender de cada obstáculo que se le presenta: "Me encanta la autenticidad. Creo que no podemos ser algo que no somos. La vida me dio una segunda oportunidad y hoy siento que todo tiene un propósito".
Entre risas y lágrimas de emoción, Adriana compartió en Kién es Kién, que vive una vida maravillosa, agradecida por el camino recorrido que la ha llevado a convertirse en quien es hoy:
"Mis hijos son increíbles, cada uno sigue su camino con pasión y dedicación. Mi hija se casará pronto, Mateo es un viajero y emprendedor, y María Paz es una chef talentosa. Me siento muy orgullosa de ser su madre... y Alejandro sigue presente en nuestras vidas de maneras muy especiales".