Murió Pepe Mujica, un hombre que trascendió la política y se convirtió en conciencia colectiva. No solo fue el expresidente más humilde del mundo, también un faro ético en tiempos de confusión. Su palabra no venía adornada de retórica vacía, sino de vida, lucha y coraje. Con él no hablaba un político, era un sabio.
A medida que pasaban los años, Mujica se volvía aún más profundo. Cada frase suya era una cápsula de sabiduría que atravesaba generaciones y fronteras. Hipnotizaba no por la elocuencia, sino por la verdad desnuda con la que se expresaba. Aquí, como homenaje, reunimos 12 de sus reflexiones más potentes:
- El odio termina estupidizando, el odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye.
- Todos debieran ir a la universidad, pero eso requiere que haya más justicia en nuestro mundo y el ser universitario no es sentarse en los bancos, es enamorarse del conocimiento.
- ¿Y qué es la felicidad? No tengo respuestas muy claras, pero debe estar muy cercano a la felicidad.
- Quiero enviar un mensaje a los jóvenes, triunfar en la vida no es ganar, triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae.
- Si sos joven tienes que saber esto: la vida se te escapa minuto a minuto y no puedes ir al supermercado y comprar vida, lucha por vivirla.
- La vida no es solo trabajar, hay que dejarle un buen capítulo para la locura que tenga cada uno.
- Sos libre cuando gastas el tiempo de tu vida en cosas que a ti te motivan.
- No se cansen de ser buenos, aunque ser bueno no sirve mucho. Sirve para no arrepentirse de uno mismo.
- Una de las desgracias de la política es haber abandonado el campo de la filosofía y haberse transformado demasiado en recetario meramente económico.
- Yo sé que soy un viejo medio loco, porque filosóficamente soy un estoico por mi manera de vivir y los valores que defiendo. Y eso no encaja en el mundo de hoy.
- Van a envejecer y van a tener arrugas, y un día se van a mirar en el espejo y tendrán que preguntarse, ese día, si traicionaron al niño que tenían adentro.
- Se ha generado una literatura contra el Estado falsa. Pero el Estado es como la caja de herramientas, no tiene conciencia. Los que fallamos somos los humanos que manejamos el Estado.
Pepe Mujica no fue solo un dirigente político; fue un filósofo del campo, un revolucionario honesto. Vivió con lo mínimo, habló con lo justo y dejó lo máximo: un legado de pensamiento crítico, de compasión social y de coherencia personal. En el fondo, fue un estoico: encontró la libertad en su interior, se desprendió del exceso y vivió de acuerdo con sus principios, sin aspavientos. Y eso, en estos tiempos, es más revolucionario que cualquier consigna.