
Ante el conflicto que persiste entre Rusia y Ucrania, la Unión Europea anunció hoy un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, centrado en los sectores energético y financiero, con el objetivo de debilitar los recursos que el Kremlin utiliza para financiar la guerra.
La decisión fue comunicada a través de la cuenta oficial en X de Kaja Kallas, representante de la Unión para Asuntos Exteriores y vicepresidenta de la Comisión Europea. En su declaración afirmó:
“Estamos recortando aún más el presupuesto de guerra del Kremlin, persiguiendo a 105 barcos más de la flota en la sombra, a quienes los habilitan, y limitando el acceso de los bancos rusos a la financiación.”
Esta decisión fue respaldada por el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, quien reiteró que las presiones internacionales contra Rusia deben mantenerse y expresó su agradecimiento a la Unión Europea por el compromiso y las acciones emprendidas en apoyo a su país.
Esta nueva ronda de sanciones ha generado diversas reacciones a nivel internacional. Según Reuters, la UE redujo el tope al precio del petróleo ruso impuesto por el G7 (grupo conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) de 60 USD a 47,60 USD por barril.
Además, se incorporaron 105 buques adicionales a la lista negra, vinculados a la denominada “flota fantasma”, una red de barcos que opera de forma encubierta para evadir sanciones internacionales, especialmente en el comercio de petróleo ruso, iraní o venezolano.
El paquete también incluye sanciones a 22 nuevos bancos rusos y la prohibición de transacciones SWIFT con varias entidades financieras, limitando su capacidad de operar a nivel global. Esto también aplica para algunas entidades en China e India.
Con estas medidas, la Unión Europea busca aumentar la presión sobre Moscú y generar un impacto significativo en su economía, en coordinación con los países aliados. La comunidad internacional sigue atenta a la efectividad y alcance de estas sanciones o en el impacto que tendra a nivel internacional la reducción de ingresos petroleros rusos.