
La reciente decisión de la Corte Constitucional sobre las cabalgatas en Colombia ha despertado un amplio debate entre defensores de los animales, sectores culturales y gremios vinculados a la industria equina. La Sala Plena, al pronunciarse sobre la Ley 2385 de 2024, determinó que actividades como los toros coleados, las corralejas y las peleas de gallos quedarán prohibidas en el país; sin embargo, las cabalgatas fueron excluidas de esta lista.
Para Héctor José Vergara, presidente ejecutivo de Fedequinas, la aclaración genera alivio y preocupación, pero también refuerza la necesidad de impulsar una reglamentación nacional que proteja a los equinos y preserve el carácter cultural y económico de estas prácticas.
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Una preocupación desde el gremio
Vergara señaló que en un inicio la Federación recibió con preocupación que las cabalgatas hubieran aparecido en un borrador como actividad prohibida. Aunque finalmente fueron retiradas, el hecho deja un precedente que genera inquietud:
“Nunca entendimos por qué se vincularon a las cabalgatas dentro de una prohibición que correspondía a otras expresiones culturales. Eso nos motiva a hacer mayores esfuerzos desde la Federación, porque, si bien no regulamos las cabalgatas, sí regulamos la crianza de los caballos que participan en ellas”.
Según explicó, las cabalgatas son un mercado “espontáneo y natural” derivado de la crianza equina, y por ello Fedequinas siente la responsabilidad de propender por escenarios organizados donde prime el bienestar animal.
¿Incertidumbre jurídica?
Aunque la Corte Constitucional despejó el panorama inmediato, el presidente de Fedequinas reconoce que persiste cierta inseguridad respecto al futuro:
“Más que incertidumbre jurídica, lo que existe es incertidumbre sobre qué va a pasar mañana. Podrían promover una ley en contra de las cabalgatas. Por eso queremos activar desde la Federación una propuesta de ley nacional que garantice la realización de cabalgatas reglamentadas y reguladas”.
Vergara insistió en que las cabalgatas tienen dos dimensiones clave: la cultural, pues son parte del arraigo popular en diversas regiones del país; y la económica, ya que constituyen el sustento de muchas familias en economías populares. La conjunción de ambos factores, según él, ha dado origen a una industria robusta que merece ser preservada bajo estándares claros.

Entre la cultura y las críticas
El dirigente gremial reconoce que la visión sobre las cabalgatas no es homogénea. Desde ciertos sectores animalistas se les asocia con prácticas de maltrato animal. Frente a esta crítica, la posición de Fedequinas es tajante:
“Nosotros consideramos que las cabalgatas no son maltrato animal. Puede haber prácticas de maltrato, sí, pero estamos seguros de que quien maltrata un caballo no es un caballista”.
Vergara cuestiona la idea de sancionar a toda la actividad por casos aislados. Para ilustrarlo, comparó la situación con lo que ocurriría si se prohibiera la tenencia de perros porque alguien maltrata a uno:
“No podemos llegar a ese extremo. Los caballistas somos los primeros en levantar la voz cuando vemos maltrato, porque cuidamos, alimentamos y queremos a los caballos como parte de la familia”.
Hacia una reglamentación estricta
El presidente de Fedequinas enfatizó que la clave para garantizar la continuidad de las cabalgatas es contar con una reglamentación precisa, con criterios que pongan siempre en el centro el bienestar del caballo. Entre las medidas que propone están:
- Delimitación de recorridos y distancias para evitar desgaste excesivo.
- Zonas de descanso e hidratación, con acompañamiento veterinario.
- Puntos de llegada y embarque regulados, con control de horarios.
- Supervisión de autoridades sanitarias y de policía para garantizar el orden.
- Control del alquiler de caballos, evitando que personas sin conocimientos monten ejemplares y generen abusos.
- Capacitación previa para participar en cabalgatas, similar a la licencia para conducir un vehículo.
“Así como nadie maneja un carro sin curso y licencia, nadie debería participar en una cabalgata sin saber montar”, subrayó. Además, destacó que el caballo criollo colombiano de paso es patrimonio genético nacional, reconocido en el mundo por su suavidad, y que participar en una cabalgata debe ser una experiencia placentera, nunca de sufrimiento para el animal.

Propuesta en el Congreso
De cara al futuro, Fedequinas planea llevar estas inquietudes al ámbito legislativo. Vergara confirmó que trabajan en un proyecto de ley, respaldado por congresistas cercanos al gremio, para establecer parámetros claros:
“Nos oponemos a que las cabalgatas se prohíban por sistema o por razones políticas. Lo que queremos es que se hagan, pero bajo una reglamentación que conserve siempre el bienestar animal”.
El dirigente añadió que no están de acuerdo con los desórdenes o excesos que suelen observarse en algunas cabalgatas. Su objetivo es que estas manifestaciones culturales se desarrollen en condiciones de control, seguridad y respeto hacia los caballos.
El compromiso de Fedequinas con el bienestar animal
Vergara resaltó que la defensa del bienestar animal no es nueva en el gremio. Recordó que la Federación participó en la construcción del Manual de Bienestar Animal del Ministerio de Agricultura en 2020, así como en la resolución 137 de ese mismo año, que estableció herramientas de medición de este estándar.
“Una de las banderas principales de Fedequinas es el cuidado animal. Muchas veces se nos quiere poner en la orilla contraria, pero somos los primeros interesados en garantizar que ningún ejemplar sea sometido a maltrato”, insistió.
La exclusión de las cabalgatas de la lista de actividades prohibidas por la Corte Constitucional evita, por ahora, una confrontación directa entre el Estado y el gremio caballista. Sin embargo, el debate está lejos de cerrarse.