
Luego de días de tensión en las carreteras y con la presión del sector campesino en aumento, el Gobierno Nacional y los productores de arroz darán inicio este jueves a una mesa de diálogo clave para el futuro del agro colombiano.
La reunión se llevará a cabo a las 11:00 a.m. en la sede del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, con la presencia de delegaciones del sector arrocero de todo el país y representantes de alto nivel de los ministerios de Agricultura, Comercio y Hacienda.
Se trata del primer encuentro formal entre ambas partes desde que estalló el paro nacional arrocero, una movilización que ha generado bloqueos en regiones productoras y ha puesto en evidencia el profundo malestar de los campesinos frente a la política agraria del país.
La instalación de esta mesa no solo es vista como una oportunidad de desescalar la protesta, sino también como un momento crucial para replantear la relación entre el Estado y los pequeños y medianos productores.
En total, 22 delegados del Comité Nacional Arrocero llegarán a la mesa con una serie de exigencias: cumplimiento de compromisos económicos firmados en marzo, medidas inmediatas para enfrentar la caída del precio del arroz y una política de respaldo real al campo.
La expectativa es alta: los líderes campesinos han insistido en que no buscan promesas, sino decisiones concretas, y el Gobierno llega al encuentro con el reto de evitar que esta movilización se prolongue o escale a otros sectores agrícolas.
Mientras los delegados se alistan para el diálogo en Bogotá, las protestas siguen activas en las regiones. Departamentos como Tolima, Huila, Córdoba, Cesar, Meta y Sucre reportan bloqueos parciales y concentraciones de agricultores, en puntos estratégicos de las vías nacionales.
Los productores han reiterado que no levantarán la movilización hasta tener respuestas verificables, lo que hace de esta mesa no solo un espacio de negociación, sino un termómetro del compromiso del Gobierno con el agro.
Aunque el paro arrocero ha estado marcado por bloqueos y denuncias, también ha logrado visibilizar la crisis estructural que enfrentan los productores del campo. La instalación de la mesa representa, para muchos, una posibilidad histórica de rediseñar las reglas de juego.
En palabras de líderes campesinos, el diálogo debe traducirse en "hechos, no anuncios". Por su parte, voceros gubernamentales han señalado que hay disposición de avanzar en una agenda técnica que permita garantizar precios justos, acceso a insumos y alivios financieros para el sector.