
La misteriosa muerte de una familia bogotana en un hotel de San Andrés sigue generando conmoción nacional. A medida que avanzan las investigaciones, se revelan nuevos y preocupantes detalles sobre las condiciones en las que se hospedaban las víctimas y las irregularidades dentro del establecimiento hotelero.
Millonario gasto para unas vacaciones que terminaron en tragedia
Tito Nelson Martínez Hernández (45 años), su esposa Viviana Andrea Canro Zuluaga (42 años) y su hijo Kevin Matías Martínez Canro (4 años) habían viajado a la isla con motivo de una doble celebración: el Día del Padre y el cumpleaños de la abuela. Para ello, pagaron un paquete turístico por un total de 7’835.000 pesos, que incluía el hospedaje en los hoteles Toné 2 y Tone Express, pertenecientes a la cadena On Vacation.
Sin embargo, desde su llegada, los problemas comenzaron. En un audio enviado por Viviana a su hija, se evidencia su descontento:
“Llegamos al Toné, ese hotel está remohoso, huele hartísimo a moho, no tiene papel higiénico, no tiene aseo, no tienen toallas. Me dio pena, me sentí mal con mis papás, con Nelson, no sé qué hacer”.
Pese a sus insistentes solicitudes para cambiarse de habitación por los fuertes olores y malas condiciones, el hotel no atendió su petición. Ese abandono habría sido clave en la tragedia.
El hallazgo y la hipótesis que toma fuerza
El viernes 11 de julio, Orlando Canro, padre de Viviana, entró a la habitación 404 tras no recibir respuesta de la familia. Allí encontró a su hija en el suelo, con rastros de vómito, y a su yerno y nieto sin signos vitales sobre la cama. No había señales de violencia.
Según los audios que Viviana había enviado antes del suceso, el pequeño Kevin ya mostraba síntomas de malestar, incluyendo vómitos persistentes. Esto encendió las alarmas sobre una posible intoxicación.
Aunque la primera autopsia no reveló sustancias tóxicas ni envenenamiento en el cuerpo del menor —su estómago estaba limpio, según relató su abuelo—, la hipótesis principal de las autoridades apunta a una intoxicación por gases o químicos, posiblemente relacionados con una fumigación reciente realizada en el hotel.
A lo anterior se suma que las cámaras de seguridad no registraron los últimos movimientos de la familia, lo que complica el esclarecimiento de los hechos. También se investiga una posible falla técnica en los sistemas de vigilancia del establecimiento.
Orlando Canro ha calificado la tragedia como un “asesinato por negligencia”, argumentando que si el hotel hubiera respondido a tiempo, su familia seguiría con vida.
Investigación en curso y segunda autopsia
Las autoridades judiciales, incluyendo el CTI de la Fiscalía y la SIJIN, continúan con el análisis forense. Los cuerpos fueron trasladados a Bogotá el 15 de julio, donde se practicará una segunda autopsia para esclarecer las causas de la muerte.
El país entero sigue pendiente de este caso, que expone una preocupante combinación de falta de control hotelero, fallas en el servicio y presunta exposición a sustancias tóxicas, en un destino turístico clave como lo es San Andrés.