A tan solo cuatro meses de cumplir diez años de la aprobación de la Agenda 2030 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (25 de septiembre de 2015), el panorama de este acuerdo firmado por 193 países miembros de la ONU deja mucho que desear. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas concretas que se establecieron para alcanzar, parecen estar aún muy lejos.
La edición global 2024 del “Informe sobre el Desarrollo Sostenible (IDE), publicada por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) bajo el auspicio de la ONU, asegura que en promedio solo el 16 % de las metas de los ODS están en vías de cumplirse a nivel mundial para 2030, mientras que el 84 % restante muestra un progreso limitado o un retroceso.
El estudio indica que el crecimiento en las metas de los ODS se ha estancado desde 2020 y que el ritmo de su progreso varia significativamente entre los diferentes grupos de países. Los europeos, especialmente los nórdicos, siguen a la cabeza en su consecución, mientras que los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) avanzan significativamente, y los países pobres y vulnerables se quedan muy rezagados.
Por lo anterior, la importancia de prestar atención a la octava reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, realizada el pasado mes de abril en Santiago de Chile.
El evento se adelantó en medio de una coyuntura mundial caracterizada por un contexto económico sumamente incierto; la aparición, resurgimiento y profundización de tensiones geopolíticas; una reconfiguración de las alianzas internacionales; y amenazas de diverso tipo a la cooperación internacional y el sistema multilateral
“Ningún actor social, por sí mismo, puede lograr el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin cooperación y sin alianzas no hay Agenda 2030”, fue lo que expresó el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, durante la inauguración oficial del evento.
Según estudios de la CEPAL, menos de una cuarta parte de las metas de la Agenda 2030 se ha alcanzado o se prevé que se alcanzarán en los próximos cinco años en la región.
Aunque las cifras de los países de América Latina y el Caribe son en muchos casos desalentadoras, se debe destacar que durante este Foro se escuchó una voz unísona.
Los representantes de las diferentes naciones reclamaron en sus intervenciones sumar esfuerzos multilaterales para convertir a la región en líder global de la sostenibilidad durante los próximos cinco años.
Fue un gran acierto en este encuentro el llamado general para crear una verdadera cooperación y coordinación regional, y trabajar por identificar brechas, retos y metas compartidas entre los países que conforman la Cepal.
Es hora de que nuestros gobernantes, empresarios y académicos comprendan que las características de una economía global, las tecnologías con las que se dispone en la actualidad, y la vasta riqueza ecosistémica de cada país latinoamericano (mucho más si es sumada), nos brindan una oportunidad inigualable para liderar el desarrollo sostenible en el mundo.
De cómo forje en este sentido sus alianzas la región y de cómo las aproveche estratégicamente a nivel internacional, depende el futuro de casi 700 millones de personas (aproximadamente el 8% de la población mundial), que habitan en territorios marcados por su alta desigualdad social, la dependencia de las exportaciones de materias primas, y la necesidad de mejorar la productividad y la calidad de la inversión para avanzar hacia un crecimiento sostenido y, por qué no, exponencial.
Es mentira, como lo aseguran algunos pocos, que el discurso del Desarrollo Sostenible se esté acabando. Hoy tiene más vigencia que nunca. Las consecuencias positivas y negativas de lo que se haga dentro de su contexto, determinará el futuro de la raza humana y de las naciones que quieran ocupar una posición de liderazgo económico y social en el futuro cercano.
América Latina y el Caribe tienen un gran reto por delante que no da espera. Faltan cinco años, y aunque es imposible pensar que se va a cumplir con todo lo propuesto frente a la Agenda 2030, muchas cosas se pueden acelerar y otras se pueden fortalecer.
Finalmente cabe decir que, tal vez lo más importante para la región, es la construcción, en estos cinco años que restan, de los más sólidos cimientos que le permitan ser un actor clave en las acciones post agenda 2030, que con toda seguridad se implementarán.
Soy optimista. Lo realizado por el mundo desde hace 10 años en sostenibilidad nos ha enseñado el camino, nos ha permitido en muchos casos hacer prueba y error, y en otros innovar en lo impensable. Sin embargo, tenemos que comenzar a pensar que el 2030 no es el final, sino el comienzo de un nuevo orden para el cual debemos prepararnos desde ya.