El candidato Petro engañó a los colombianos. En campaña fue un humilde hombre de a pie, una oveja, que despertaba en las casas campesinas y ganaba votos por escuchar a quienes lo rodeaban ofreciéndolos falsas promesas, una abeja. Hoy, como presidente se transformó en el lobo feroz, no escucha a nadie, ni siquiera a su propio equipo, polariza, divide y quiere tomarse el Congreso y las Cortes. Además, puso en jaque a los medios de comunicación. Se toma la televisión de manera arbitraria en plenos noticieros para transmitir aburridos consejos de ministros. Fuera Petro, es un clamor nacional.
Petro es camorrero. Pelea con todos. Mesiánico. Quiere ser mártir o héroe. También es muy inteligente, audaz, gran lector y lanzado revolucionario. No logró ser el gran líder, pero le cumplió a sus electores. Generó un gran cambio. Para mal, pero cumplió. Hizo el cambio. El país ya no es el mismo.
Sin embargo, a Petro se le acabó el tiempo. En un año (8 de marzo de 2026) estaremos en elecciones de Congreso y consultas presidenciales.
No quiere ser expresidente
Unos creen que Petro se irá del gobierno y muchos otros que no. Quiere quedarse gobernando por no sabemos cuánto tiempo, retando e insultando. Se irá con todo contra los periodistas y los ricos, como dice él. No dejará títere con cabeza. Su mesianismo se reducirá a dejar frases y ataques, pero nada que gobernará. Tal vez montará un súper show, pago por nosotros, para despedirse el 6 de agosto de 2026, pero saldrá por la puerta de atrás, aunque él dirá que fue por la puerta grande. Y si, Petro de todos modos entrará, para bien o para mal, a la galería de los expresidentes de Colombia.
Petro no quiere ser expresidente. Sea lo que sea, no se detendrá para lograr sus sueños porque no tiene miedos. Y no tiene miedos porque cuenta con todo esto:
1. Sacar a la calle a sus subsidiados para que lo respalden.
2. Una oposición que no está articulada.
3. Unos medios masivos y tradicionales que no lo afanan.
4. Medios propios como RTVC y alternativos que paga para que le hagan propaganda.
5. Fiscal y Procurador de bolsillo
6. Unas mayorías en todas las Cortes.
7. Un proceso expedito para sacar generales.
8. Mermelada para someter al Congreso.
9. Un Ejército propio pago: la primera línea.
10. Dinero suficiente: presupuesto, reformas tributarias, endeudamiento, Ecopetrol, reservas y emisión.
11. Aliados vecinos: Venezuela, Cuba, Nicaragua, México, Brasil y otros.
12. Reforma constitucional o constituyente para quedarse.
13. El silencio de los empresarios que comenzarán a salir del país.
Lo que no está a su favor es su salud, y que sus seguidores y electores están defraudados. Su apoyo baja, no subirá. La izquierda se dividió. Y, tiene muchos enemigos.
Si Petro se va en el 2026 o si se queda por algún medio, cargará a sus espaldas este decálogo de derrotas:
1. Fracaso histórico de la izquierda.
2. Se quedará solo. Y será un expresidente como Samper.
3. La Corte le tumbará la mayor parte de la reforma pensional.
4. La salud no se estatizará.
5. Una reforma laboral muy chiquita.
6. Una reforma a la educación y la justicia, mínimas.
7. Una Imagen internacional en el peor momento.
8. Un orden público sin control.
9. Una familia en la peor crisis.
10. Una salud muy deteriorada.
Entonces, después de todo lo dicho aquí, con Gustavo Petro el país sí cambió. El próximo expresidente sí cumplió. Juzguen ustedes.