
El mundo entero observa con atención cada vez que la chimenea de la Capilla Sixtina comienza a liberar humo blanco. Es el signo inconfundible de que el cónclave ha llegado a una decisión: ¡tenemos nuevo Papa! La responsabilidad de anunciar este momento histórico recae en una figura solemne y tradicionalmente discreta: el Cardenal Dominique Mamberti.
Como Cardenal Protodiácono, Mamberti tiene el privilegio y el deber de pronunciar desde el balcón central de la Basílica de San Pedro las icónicas palabras en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!” (Les anuncio una gran alegría: ¡tenemos papa!). Pero, ¿quién es este hombre que podría convertirse en uno de los rostros más recordados del catolicismo moderno o incluso en el próximo Pontífice?
De Marrakech a la Santa Sede: los orígenes de Mamberti
Dominique Mamberti nació el 7 de marzo de 1952 en Marrakech, Marruecos, cuando este país norteafricano aún estaba bajo protectorado francés. Su padre trabajaba en el servicio civil, y la familia, de origen francés, regresó a Francia poco después. Se instalaron finalmente en Córcega, tierra natal de su padre.
Formado inicialmente en derecho público y ciencias políticas, Mamberti sintió el llamado al sacerdocio y fue ordenado el 20 de septiembre de 1981 para la Diócesis de Ajaccio, la capital de Córcega. Posteriormente, obtuvo un doctorado en derecho canónico y se especializó en relaciones diplomáticas en la Pontificia Academia Eclesiástica en Roma.
Una vida dedicada a la diplomacia vaticana
Desde 1986, Dominique Mamberti ha servido en el cuerpo diplomático de la Santa Sede, desempeñando funciones en algunas de las regiones más sensibles del planeta. Estuvo en Argelia, Chile, y ante las Naciones Unidas en Nueva York, antes de continuar su labor en el Líbano, en plena tensión regional.
En 1999, fue llamado a trabajar directamente en la Secretaría de Estado del Vaticano, donde su rol se centró en las relaciones con los estados. Su perfil reservado y analítico le valió confianza dentro de la Curia romana.
En 2002, fue consagrado arzobispo titular de Sagona y nombrado nuncio apostólico en Sudán y delegado en Somalia por el Papa Juan Pablo II. Su papel en estos destinos conflictivos fue clave para consolidar el diálogo interreligioso y la paz. En 2004, extendió su misión como nuncio en Eritrea.
Mano derecha en la diplomacia vaticana
El Papa Benedicto XVI lo nombró en 2006 secretario para las Relaciones con los Estados, el equivalente a un ministro de exteriores. En este rol, Mamberti representó al Vaticano ante gobiernos de todo el mundo, incluyendo un encuentro histórico con el entonces presidente de Sudán, Omar al-Bashir, para negociar la paz en una región marcada por el conflicto armado.
Mantuvo este cargo hasta 2015, cuando fue designado Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, la máxima autoridad judicial del Vaticano después del Papa.
A pesar de su larga y distinguida trayectoria, Mamberti ha mantenido un perfil bajo. Sus colegas lo describen como discreto, modesto y confiable, cualidades altamente valoradas en el ámbito diplomático vaticano. Hoy, a sus 73 años, es una de las figuras clave en el Colegio Cardenalicio.
¿Y si él mismo es elegido Papa?
En una posibilidad que no puede descartarse, Dominique Mamberti también es considerado “papabile”, es decir, uno de los candidatos con posibilidades reales de ser elegido Papa. De ser así, otro cardenal asumiría el papel de anunciar el Habemus Papam. Si no, será Mamberti quien comunique al mundo el nombre del nuevo líder espiritual de 1.400 millones de católicos.
Dominique Mamberti representa esa rara combinación de experiencia, discreción y firmeza que caracteriza a los hombres del Vaticano con mayor peso moral y político. Ya sea como anunciador o como protagonista, su papel en esta nueva etapa de la Iglesia será fundamental.