
La concejal Diana Diago encendió las alarmas frente al creciente número de casos de violencia sexual en los colegios de Bogotá. Según cifras oficiales, entre enero y agosto de 2025 se registraron 7.343 alertas, una cifra muy superior a las 6.036 reportadas en el mismo periodo de 2024. Esto representa un incremento de casi 1.200 casos en un año, lo que para la cabildante demuestra que la problemática no se limita a un aumento en las denuncias, sino a una preocupante normalización de la violencia.
“La violencia se está normalizando en los colegios, no solo en lo sexual, también en fenómenos como el bullying. Por eso necesitamos una intervención psicosocial urgente en las instituciones educativas”, aseguró Diago.
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Salud mental y rol de las familias
La concejal recordó que la pandemia dejó secuelas en la salud mental de niños y adolescentes, lo cual ha contribuido a profundizar la crisis. En su opinión, las escuelas no pueden enfrentar solas este fenómeno: es fundamental que los padres y madres participen activamente en la formación emocional y preventiva.
Por ello, Diago insiste en la importancia de fortalecer las escuelas de padres, espacios donde se aborden conductas riesgosas y se enseñe a las familias a detectar señales de alerta. “Un niño violento en el colegio suele ser un reflejo de lo que vive en su casa. Los niños son repetidores de roles, y cuando normalizan la violencia en su entorno familiar, la replican en el aula”, afirmó.
Cifras que estremecen
Los datos desagregados muestran la magnitud de la crisis:
- Colegios públicos: 6.044 casos reportados.
- Colegios privados: 1.299 casos.
Por rango de edad:
- Primera infancia (2 a 5 años): 506 casos.
- Niños de 6 a 11 años: 3.243 casos.
- Adolescentes de 12 a 17 años: 3.520 casos.
- Mayores de 18 años: 74 casos.
Además, las localidades con mayor incidencia son Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa, Usme y Suba, zonas donde se concentra una problemática social compleja que requiere acciones focalizadas.
“Ningún tipo de violencia se puede normalizar. La violencia sexual es traumática y deja huellas para siempre en una persona. No podemos reducir esto a un dato frío, se trata de salvar vidas”, enfatizó Diago.

Docentes y señales de alerta
Con su experiencia como docente universitaria, la concejal subrayó la importancia de que los profesores identifiquen cambios de comportamiento en los estudiantes. El aislamiento, el exceso de sueño o el silencio tras la jornada escolar son señales que no deben pasarse por alto.
“Los docentes no solo transmiten conocimiento, también deben tener la sensibilidad de detectar cuando algo no está bien en un niño o adolescente y activar las rutas de apoyo necesarias”, explicó.
Tres propuestas para la Alcaldía
Al cierre de su intervención, Diago hizo un llamado a la administración distrital y planteó tres propuestas concretas:
- Vigilancia extrema sobre los docentes, verificando antecedentes penales y disciplinarios.
- Enseñar a los niños a denunciar sin miedo, dándoles herramientas para reconocer abusos y expresarse.
- Nunca normalizar la violencia, desmontando prácticas y discursos que la legitiman.
“Los colegios deben garantizar que los niños entiendan que un ‘no’ siempre es válido y que el respeto es la base de toda convivencia. Si logramos esto, podremos transformar la cultura y reducir los riesgos”, insistió.

Un llamado a la sociedad
La concejal concluyó recordando que este no es un asunto exclusivo de las instituciones educativas o de la Secretaría de Educación, sino de toda la sociedad. “Los medios de comunicación deben visibilizar el problema, las familias hablar de ello y el Estado garantizar controles. Solo así lograremos resultados contundentes en defensa de los niños.”
Además, hizo un paralelo con la violencia contra la mujer: aunque existen líneas de atención como la Línea Morada, muchas personas desconocen su número y acceso. “Si como sociedad no interiorizamos las rutas de ayuda, no podremos frenar estos abusos”, advirtió.