¿Frisby dejó volar el pollo? La verdad sobre la disputa legal de la marca

Mié, 14/05/2025 - 12:58
En entrevista para kienyke.com, Daniel Pardo, abogado experto en en derecho comercial y corporativo, contó lo que viene para la marca.
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Frisby

Por años, Frisby ha sido sinónimo de pollo apanado en Colombia. Con más de cuatro décadas de historia, esta marca no solo se consolidó como líder del sector de comidas rápidas, sino que también ganó un lugar privilegiado en el corazón de millones de colombianos. Pero hoy, su historia entra en un capítulo inesperado: podría perder sus derechos sobre la marca en Europa. No por una decisión judicial definitiva, ni por un fallo técnico insalvable, sino por algo que muchos empresarios aún subestiman: el uso efectivo de la marca registrada.

En entrevista con el abogado experto en Derecho Comercial y Corporativo, Daniel Pardo, para Kienyke.com,  revela cómo Frisby enfrenta un complejo litigio legal en España, donde una empresa local registró el nombre y ahora busca quedarse también con los elementos figurativos que identifican a la marca: el logo, los colores, el icónico pollo. La razón detrás de esta amenaza legal no es otra que la inactividad de la marca colombiana en territorio europeo.

¿En qué falló Frisby?

"Frisby falla en el momento en el que no utiliza su marca en España, ya que la Unión Europea exige un uso continuo de cinco años para no perder la titularidad de esta", explicó Pardo. Según el abogado, aunque Frisby había hecho el registro desde hace más de dos décadas, nunca llegó a usar realmente la marca en Europa. En un sistema donde el uso determina la validez, ese silencio comercial se convirtió en una oportunidad para otros.

Pero más allá de lo que parece una disputa de marcas, el caso Frisby refleja una problemática mayor: la falta de previsión jurídica por parte de muchas empresas latinoamericanas en sus planes de expansión internacional. Registrar una marca en el extranjero no basta; hay que usarla y defenderla activamente. La ley europea es clara al respecto. Si una marca no se utiliza durante cinco años consecutivos, cualquier tercero puede pedir su cancelación por inactividad.

¿Qué hizo el "Frisby español?

Esto es precisamente lo que hizo Frisby España. "Solicitó la anulación de esta marca figurativa por falta de uso", confirma Pardo. "Y lo que están intentando es precisamente lograr la anulación de la marca figurativa para entrar a registrar ya la marca completa". En otras palabras: ya tienen el nombre. Ahora quieren el pollo, los colores y todo lo que representa Frisby.

El panorama es delicado. En este momento, la marca colombiana tiene apenas dos meses para demostrar ante las autoridades europeas que ha hecho uso de su marca, o al menos que ha intentado usarla y que circunstancias ajenas impidieron esa utilización. “La Unión Europea permite decir ‘demuéstreme que al menos usted intentó usarla’, eso se puede probar con planes de expansión, facturas, registros comerciales… algo que indique intención real”, explica Pardo.

Pero incluso si Frisby logra argumentar su intención, la batalla legal será cuesta arriba. Según el abogado, el caso puede extenderse por varios años, y uno de los factores más difíciles de probar será el reconocimiento de la marca en territorio europeo. "Las marcas tienen una protección territorial. Entonces Frisby se va a encontrar con esto de que seguramente el juez español diga: ‘bueno, pero reputación usted en España no tiene’", apunta.

Y esa es la esencia del problema. En el mundo globalizado, donde los consumidores migran y las marcas viajan con ellos, muchas empresas latinoamericanas no prevén que su fama local no siempre se traduce en reputación internacional. “¿Qué tanto podemos entender que una marca que sí es muy reconocida en Colombia puede llegar a tener una reputación internacional?”, se pregunta el jurista.

¿Hay otros casos de suplantación?

Frisby no es el único caso. Pardo recuerda situaciones similares en otras marcas grandes. “En el caso de Apple fue en China donde les copiaron todo y el problema fue que fue dos semanas antes de lanzar el iPad. Les tocó desembolsar 60 millones de dólares”. En ese sentido, el caso colombiano no es único, pero sí debería ser aleccionador.

¿Y una posible alianza con los españoles?

Y aunque Frisby España ha declarado públicamente que su intención es “llevar el sabor colombiano a Europa” e incluso ha invitado a Frisby Colombia a una posible alianza, la respuesta desde el país ha sido de desconfianza. “No me parecería una estrategia adecuada unirse o incluso ceder a la presión española desde Colombia”, opina Pardo. Según él, ya se ha hecho demasiado daño a nivel mediático, y una posible alianza comercial sería mal recibida por la opinión pública colombiana.

La estrategia de Frisby España no es nueva. En el mercado internacional se conoce como trademark squatting o “caza de marcas”, una práctica en la que personas o empresas registran marcas conocidas en países donde sus dueños originales aún no las han usado. Luego, esperan a que la marca real quiera entrar al mercado para negociar una venta, una cesión o simplemente para bloquear su expansión.

"Esto es una práctica común en el mercado. Hay gente que se dedica a esto… hacen toda una sociedad de papel y todo un plan de expansión con la intención de conseguir dinero simplemente", señala Pardo.

Frisby, como muchas otras empresas en Latinoamérica, pudo haber prevenido este escenario. Existen mecanismos para registrar marcas internacionalmente a través de tratados como el de Madrid o el Convenio de París. También se pueden contratar servicios de vigilancia marcaria, que alertan sobre intentos de registro similares en otros países. Pero todo eso cuesta. Y muchas veces, las empresas no lo ven como una inversión prioritaria.

“El sistema exige una vigilancia constante, y eso tiene un costo. Pero así es el sistema”, dice el abogado. “Frisby tenía la marca registrada en España desde hace 20 años, pero nunca la usó. Y eso es lo que hoy les está cobrando factura”.

Lo que sigue en el proceso

El caso aún no está cerrado. Frisby tiene opciones legales. Puede apelar, puede probar la mala fe de la empresa española, puede intentar recuperar el control de su marca con base en argumentos sólidos. Pero nada está garantizado. Y lo que está en juego no es solo un nombre o un logotipo: es la identidad de una de las marcas más queridas del país.

En un mundo en el que la reputación viaja con un clic, pero la ley sigue siendo territorial, el caso de Frisby debería servir como advertencia para todos los empresarios de la región. Registrar una marca es apenas el primer paso. Lo realmente importante es usarla y protegerla

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