
Millones de niños, entre los 6 y 13 años, se conectan cada día a Roblox, el videojuego que ha sido vendido como un espacio de creatividad y entretenimiento. Pero detrás de los avatares y los mundos animados, se oculta un universo donde los riesgos reales superan cualquier fantasía digital.
Roblox permite que cualquiera —niños y adultos— interactúe en tiempo real, sin filtros efectivos ni controles de edad robustos. En sus chats, foros y grupos privados, se han documentado casos de grooming (acoso sexual a menores), estafas con moneda virtual (Robux), exposición a contenidos sexuales explícitos, juegos violentos, y hasta reclutamiento para redes ilícitas.
En Colombia, aunque la popularidad de Roblox crece aceleradamente, no existe una regulación clara que proteja a los menores en plataformas de este tipo. Y mientras tanto, muchos padres, sin saberlo, permiten que sus hijos naveguen solos por este campo minado digital.
Un reciente informe de organizaciones de protección infantil advierte que Roblox no es solo un juego: es una red social camuflada, donde los menores pueden ser contactados, manipulados y expuestos a riesgos graves en menos de cinco minutos tras abrir sesión.
Según datos internacionales, al menos el 62% de los usuarios de Roblox son menores de 16 años. Sin embargo, los mecanismos de control parental son insuficientes, difíciles de configurar, y muchas veces los niños los sortean fácilmente.
En entrevistas con expertos en seguridad digital, se señala que Roblox ha sido utilizado en casos de ciberacoso, extorsión emocional y explotación de imágenes, especialmente en países donde no hay normativas claras de protección de menores en entornos virtuales. Colombia no es la excepción.
Pero el problema va más allá de la falta de control. El verdadero riesgo es el desconocimiento. Muchos padres no saben que los juegos que sus hijos descargan gratis en una tableta o celular son en realidad plataformas abiertas, donde extraños pueden contactarlos directamente, sin ninguna mediación.
“Los niños piensan que están jugando. Pero en realidad están conversando con personas que no conocen, en mundos sin reglas claras”, alerta uno de los expertos consultados.
Roblox, en su política oficial, dice prohibir los contenidos inapropiados, pero en la práctica, el volumen masivo de usuarios impide un control efectivo. Para cuando se detecta un problema, muchas veces el daño ya está hecho.
Hoy, más que nunca, ser padre implica entender el mundo virtual que habitan los hijos.
Roblox no es un juego inocente. Es una ventana abierta al exterior, donde no todo es diversión ni fantasía.
Ignorar los riesgos es el peor error. Porque lo que empieza como una partida en línea puede terminar como una tragedia real.
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