Las jugadoras de la WNBA autorizaron este viernes 19 de diciembre la convocatoria de una huelga nacional en Estados Unidos, tras una votación masiva del sindicato WNBPA que contó con el 98% de aprobación. La medida busca presionar a la liga en la negociación de un nuevo convenio colectivo antes de la fecha límite del 9 de enero, con el fin de obtener mejores condiciones salariales y beneficios sociales acordes al crecimiento económico del baloncesto femenino.
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El punto de quiebre radica en la brecha entre las propuestas: mientras las jugadoras exigen recibir el 30% de los ingresos brutos de la liga —siguiendo el modelo de la NBA—, la patronal solo ofrece el 15% neto. A pesar de que la WNBA ha propuesto elevar el salario máximo a un millón de dólares, las deportistas consideran la cifra insuficiente frente al aumento del límite salarial de los equipos, el cual pretenden llevar de 1.5 a 5 millones de dólares para garantizar la sostenibilidad de las plantillas.
Además de las pretensiones económicas, el pliego de peticiones incluye mejoras críticas en infraestructura, como el uso obligatorio de vuelos chárter para todos los desplazamientos y la optimización de las instalaciones de entrenamiento. De no alcanzarse un acuerdo en las próximas tres semanas, la liga enfrentaría el primer lockout de su historia justo antes de celebrar su trigésima temporada, rompiendo una estabilidad laboral que se ha mantenido intacta desde su fundación.
