
El Petro sin disfraz
Desde el inicio se presentó como mártir: “Hablo ante ustedes como un presidente descertificado por el mismo presidente Trump sin que él tuviera ningún derecho a hacerlo.”
Y agregó: “Por esto me quieren matar, por esto me quieren poner preso, por esto Trump me descertifica.”
En la ONU no habló Colombia, habló Petro sin máscara.
Relativizar el crimen
En la ONU, Petro afirmó: “Es mentira que el Tren de Aragua sea terrorista. Solo son delincuentes comunes en forma de banda.”
Sobre el narcotráfico, insistió en que el verdadero problema está afuera: “No hay una guerra contra los narcotraficantes, esos viven en Miami, en Dubái, en París… Los misiles caen sobre la pobreza.”
Minimizar al Tren de Aragua es desconocer el terror que vive la región.
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La victimización como bandera
El mandatario se presentó como presidente sitiado: “La política de drogas está ligada al genocidio en Gaza… Es que soy un presidente descertificado.”
Y acusó directamente a Donald Trump: “Trump no habla de democracia, solo amenaza, mata y deja matar. Se hace cómplice del genocidio, porque es genocidio, y hay que dictarlo una y otra vez.”
Petro en la ONU: victimismo, confrontación y acusaciones grandilocuentes.
Vacío de soluciones
Pidió un “ejército poderoso” para Palestina y procesos penales contra Trump. No explicó bajo qué marco legal, cómo se financiaría o quién lo lideraría. El discurso estuvo lleno de consignas, pero vacío de soluciones.
Mucho ruido, pocas rutas.
El costo para Colombia
La salida de la delegación de Estados Unidos durante su intervención fue la imagen más fuerte del discurso: aislamiento y tensión en plena descertificación antidrogas.
El costo no fue solo político, también simbólico.
En la ONU no habló un jefe de Estado en nombre de su país. Habló Petro, sin máscara. Y la pregunta queda abierta: ¿víctima o cómplice?