Bogotá sigue impactada por un crimen en Suba que estremeció a la ciudad. La noche del 29 de julio de 2024, un adolescente de 14 años atacó a su familia dentro de su vivienda, dejando como saldo la muerte de su padre y de su hermana menor, una niña de siete años. La madre del menor también resultó herida, pero logró sobrevivir al ataque.
El caso, que inicialmente fue reportado como un posible hecho de inseguridad, tomó un giro inesperado con el avance de las investigaciones y se convirtió en uno de los episodios de violencia intrafamiliar más graves registrados en la capital en los últimos años.
¿Qué ocurrió la noche del 29 de julio de 2024 en Suba?
De acuerdo con la información recopilada por las autoridades, los hechos ocurrieron en horas de la noche dentro del hogar familiar. Tras el ataque, se alertó a los organismos de emergencia bajo la hipótesis de un asalto violento. Sin embargo, desde los primeros momentos, los investigadores detectaron inconsistencias en esa versión.
La escena del crimen y la ausencia de señales de ingreso forzado llevaron a los peritos a centrar la atención en el entorno familiar, lo que permitió esclarecer rápidamente que no hubo participación de terceros.
Las inconsistencias que descartaron un robo
La hipótesis del hurto fue descartada luego de que el testimonio de la madre y el análisis de las heridas evidenciaran que el ataque se produjo dentro del núcleo familiar. Además, la disposición de los elementos en la vivienda no coincidía con un acto delictivo externo.
En pocas horas, las autoridades establecieron que el agresor había sido el propio hijo de las víctimas, un menor de edad que se encontraba en el lugar al momento de los hechos.
El nivel de violencia y el análisis forense
Los informes de Medicina Legal revelaron un nivel extremo de violencia. El padre del menor recibió más de un centenar de heridas con arma blanca, mientras que la niña fue atacada en decenas de ocasiones. Debido a la magnitud de las lesiones, los especialistas clasificaron el caso como overkilling, un término forense que se utiliza cuando existe un uso excesivo y reiterado de fuerza contra las víctimas.
Este tipo de hallazgos suele asociarse con episodios de violencia descontrolada y una alta carga emocional en el agresor.
La declaración del menor ante la justicia
Durante las diligencias judiciales, el adolescente reconoció su responsabilidad y relató lo ocurrido. Según su testimonio, el ataque se produjo tras una discusión familiar y en medio de un estado de estrés intenso. En su declaración, describió con frialdad la secuencia de los hechos, incluyendo el momento en que su hermana despertó y le pidió que se detuviera.
Estas declaraciones fueron clave para reconstruir lo sucedido y confirmar la autoría del ataque.
Evaluaciones psicológicas y perfil del agresor
Las valoraciones realizadas por expertos en psicología forense identificaron rasgos como egocentrismo, baja empatía y una posible influencia de contenidos audiovisuales que exaltan la violencia. Estos elementos forman parte del análisis integral que adelantan las autoridades para entender el contexto del crimen en Suba y el comportamiento del menor.
Situación judicial actual del caso
El adolescente fue enviado a un Centro de Internamiento Preventivo para Adolescentes, una medida establecida dentro del sistema de responsabilidad penal juvenil en Colombia. El proceso judicial continúa bajo reserva legal y, hasta el momento, no se ha informado una decisión definitiva sobre la sanción que enfrentará.
El caso sigue siendo objeto de seguimiento por parte de las autoridades y ha reabierto el debate sobre la salud mental, la violencia intrafamiliar y la responsabilidad penal de los menores de edad en el país.
