
Bogotá celebra un avance histórico en su abastecimiento de agua. Este 21 de julio, el alcalde Carlos Fernando Galán, anunció que el Sistema Chingaza, responsable de suministrar la mayor parte del recurso hídrico a la capital, alcanzó un nivel superior al 90 % de su capacidad, algo que no ocurría desde el 5 de noviembre de 2021. Con aproximadamente 260 millones de metros cúbicos almacenados, la ciudad obtiene un respiro clave para asegurar el agua potable de más de ocho millones de habitantes.
El Sistema Chingaza no es solo un conjunto de embalses y plantas de tratamiento; es el corazón hídrico de Bogotá. De allí proviene aproximadamente el 70 % del agua que consumen hogares, industrias y servicios públicos, lo que convierte cualquier variación en su capacidad en un asunto de interés público. Durante los últimos años, especialmente en épocas de sequía y fenómenos climáticos como El Niño, los niveles del sistema generaron preocupación por su tendencia a la baja. Hoy, tras meses de lluvias constantes, se registra un nivel histórico que representa seguridad y estabilidad para la ciudad.
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Para entender lo que implica este récord, Alfred Ballesteros, director de la CAR Cundinamarca, le compartió a Kienyke.com un balance técnico y alentador. Según explicó, el comportamiento de los embalses en las últimas semanas muestra una curva ascendente de almacenamiento en la mayoría de ellos. “Esto es muy positivo para la región, porque significa que tenemos un volumen importante de recurso hídrico almacenado para los próximos meses”, aseguró.
Altos niveles en los embalses: ¿Cómo se regula el agua para proteger a Bogotá?
No obstante, Ballesteros también destacó que cuando un embalse se acerca al 100 % de su capacidad entran en juego protocolos de regulación y descarga controlada. “Cuando un embalse está próximo a llenarse por completo, aumentamos las descargas de agua de manera gradual, según los análisis hidrometeorológicos y el seguimiento que hacemos con nuestras estaciones de monitoreo en la cuenca del río Bogotá. Sabemos exactamente cuál es el volumen de agua que puede transitar por el cauce y sus afluentes, y en función de eso tomamos decisiones”, detalló.
Estos procesos evitan riesgos como inundaciones o desbordamientos, y forman parte de un manejo técnico permanente. Ballesteros aclaró que, aunque el embalse se encuentra en niveles altos, rara vez se lleva hasta el 100 %. “Generalmente se mantiene entre el 90 y el 93 %, y a partir de allí se comienzan a liberar caudales para equilibrar el sistema”, dijo.
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El dato llega en un momento clave: Bogotá está a punto de entrar en la temporada seca que se extiende entre finales de julio y octubre. Este almacenamiento récord no solo garantiza que la ciudad tendrá agua suficiente para atravesar el verano, sino que también demuestra la efectividad de las medidas de manejo hídrico y el impacto positivo de las lluvias recientes.
Así, mientras el sol empieza a imponerse en los próximos meses, Chingaza se mantiene como un símbolo de resiliencia y seguridad para Bogotá, recordando que el agua, más allá de un recurso básico, es un patrimonio que debe protegerse y administrarse con visión a largo plazo.