
¿Cómo se dice “corrupción” en wayuunaiki? No hay una palabra exacta. Tal vez porque un pueblo que ha vivido por siglos en comunidad, con leyes propias, no concibe la traición como estilo de liderazgo. Pero hoy, la realidad lo obliga a nombrarla.
La senadora Martha Peralta, del Pacto Histórico y orgullosa lideresa wayuu, fue mencionada en las explosivas declaraciones de Olmedo López, exdirector de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD), en medio de uno de los escándalos de corrupción más graves de este gobierno.
La UNGRD, creada para atender desastres, terminó convertida en un botín político. Contratos por miles de millones desviados, carrotanques fantasmas, y una red que supuestamente alcanzó a congresistas, ministros y aliados del poder. Todo esto, mientras La Guajira —el territorio ancestral de Peralta— sigue muriendo de sed, de hambre y de abandono.
La paradoja es brutal: una representante indígena que, según las denuncias, habría hecho parte del saqueo a su propio pueblo.
El pueblo wayuu no necesita discursos. Necesita agua. Necesita que sus hijos no mueran de desnutrición. Necesita líderes que no usen su identidad como escudo mientras se lucran de la miseria.
En wayuunaiki, algunos traductores culturales usan la expresión “inaasha anajawaa” para referirse a actos deshonestos. Pero no existe una palabra directa para “corrupción”, porque no es parte del tejido moral de la cultura wayuu. Ahora, parece que esa palabra habrá que inventarla.
Y si se inventa, que lleve consigo el peso de esta traición.
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Reflexión final:
No hay nada más perverso que robar en nombre del pueblo.
Ser wayuu no puede ser un disfraz para la impunidad.
La verdadera traición no viene del otro:
Viene del que usa su origen para saquear a los suyos.