
El hundimiento de la consulta popular en el Senado de la República ha generado una fuerte ola de indignación entre sectores sociales y sindicales en Colombia.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), encabezada por su presidente Fabio Arias, reaccionó con contundencia frente a lo que califican como una maniobra fraudulenta y una provocación directa a las demandas del pueblo colombiano.
En entrevista con Kienyke.com, Arias no escatimó en críticas hacia el Congreso y, en particular, hacia el Senado. "Lo más grave fue la votación que evidentemente tiene ribetes fraudulentos", denunció, señalando que se impidió a varios congresistas ejercer su derecho al voto. "Cada vez el país está más indignado con este Congreso de la República y muy especialmente con el Senado", afirmó.
Un Senado desconectado de las demandas sociales
Para Arias, lo sucedido refleja una desconexión absoluta entre las instituciones y las necesidades reales de la ciudadanía.
"Es una democracia solamente para ricos, para la oligarquía", sentenció. En su análisis, el Congreso ha sido capturado por una "oligarquía rancia" que actúa en función de los intereses del gran capital financiero, las corporaciones nacionales y extranjeras, y no de los ciudadanos de a pie.
El dirigente sindical considera que el hundimiento de la consulta es parte de una estrategia sistemática para bloquear las reformas sociales impulsadas por el Gobierno de Gustavo Petro. Estas reformas, que incluyen cambios laborales, pensionales y en salud, han sido respaldadas por múltiples sectores populares. La CUT, como organización sindical, ha sido una de las principales impulsoras del proceso, destacando la necesidad de recuperar derechos laborales perdidos.
Movilización y unidad popular
Ante esta situación, Arias anunció que se están preparando nuevas movilizaciones, similares a las del 18 de marzo y el 1 de mayo. Pero advirtió que podrían escalar: "Van desde movilizaciones generales hasta huelga general. Esas son cosas que estamos discutiendo", dijo añadió que se están coordinando acciones con diversas fuerzas sociales y políticas para articular una respuesta unificada.
La CUT no está sola en esta lucha. Según Arias, el respaldo proviene de un amplio abanico de organizaciones: "Campesinos, afros, indígenas, diversidades sexuales, mujeres, jóvenes", todos ellos agrupados en plataformas como el Comando Nacional Unitario y la Coordinadora Nacional por el Cambio. El próximo lunes, anunció, se realizará una gran Cumbre Social, Popular y Política para diseñar un plan de acción conjunto.
Críticas internas y el papel del progresismo
Uno de los episodios más polémicos de la votación fue la ausencia de dos senadores del bloque progresista, Marta Peralta y Richard Fuelantala, cuyos votos pudieron haber cambiado el resultado. Arias, sin embargo, centró sus críticas en la presidencia del Senado.
"El presidente del Senado tenía que esperar los tiempos con los cuales estaban abiertas las votaciones", explicó, calificando el cierre anticipado como una "maniobra fraudulenta".
Para el líder sindical, más que errores individuales, lo que está en juego es la forma en que se manipulan los procedimientos legislativos para beneficiar intereses particulares.
"Acudiendo a estos mecanismos perversos de mantener el control sobre la votación, no permitieron que esos senadores también hubieran podido votar", denunció.
Protesta social como derecho constitucional
Arias también respondió a las voces que consideran las advertencias sobre un nuevo estallido social como una forma de presión ilegítima. "Las luchas populares son manifestaciones civilistas y democráticas contempladas en la Constitución y la ley", recordó. Enfatizó que el pueblo, como soberano, tiene el derecho de exigir a sus representantes que respondan a sus necesidades.
"Hay una visión limitada y absurda de la democracia por parte de los poderes oligárquicos, de pensar que ellos no pueden ser presionados por nadie", agregó. En su visión, la protesta social es parte esencial del ejercicio democrático y una herramienta legítima para la transformación social.
Garantías de paz y organización
Frente a los temores de que las movilizaciones puedan derivar en violencia, Arias fue claro en señalar que el antecedente del estallido social fue marcado por la represión estatal.
"No fue el pueblo el que estuvo haciendo la violencia, simple y llanamente le tocó fue padecerla", dijo. Destacó que el gobierno actual ha mostrado respeto por la protesta social, y que las recientes movilizaciones han sido completamente pacíficas.
"La garantía nuestra está, puesto que ahí están las movilizaciones que hicimos el 18 de marzo, el 1 de mayo [...] lo hacemos en completa paz, sin agredir absolutamente ni ejercer ningún acto de violencia", aseguró.
Las líneas rojas de la CUT
En caso de que se reactive el proceso legislativo, Arias dejó claro cuáles son los puntos innegociables para la CUT: "La recuperación plena de los derechos que teníamos antes de la Ley 50 del 90 y antes de la Ley 789 del 2002". Entre ellos mencionó los recargos nocturnos, dominicales y festivos, la estabilidad laboral y la formalización del contrato de aprendizaje.
"Ahí está la esencia de lo que nosotros hemos querido y que serían, sin lugar a dudas, las líneas rojas que no aceptaríamos negociar", indicó.
Llamado a la esperanza y balance del magisterio
El mensaje final de Arias fue para los trabajadores que hoy se sienten frustrados: "No nos desanimemos, pero tampoco nos desesperemos". Insistió en la necesidad de actuar con inteligencia, unidad y persistencia para transformar el Congreso y recuperar la soberanía popular.
Finalmente, al conmemorarse el Día del Maestro, hizo un balance crítico de las condiciones laborales del magisterio colombiano. Denunció fallas en el sistema de salud y en la infraestructura educativa, aunque reconoció avances recientes como la recuperación de recursos del Sistema General de Participaciones.
"Aspiramos que esos nuevos recursos puedan garantizar mejores condiciones para los maestros y una mejor formación tanto en cobertura como en calidad", concluyó.